Deportivo-Valencia, la final de Copa 1995 que se jugó en 2 días

Deportivo-Valencia, la final de Copa 1995 que se jugó en 2 días
La final del agua, como fue conocida la disputada por Dépor y Valencia en 1995 (Foto: Deporte Valenciano)

Deportivo de la Coruña y Valencia se crearon una gran rivalidad en apenas un año. Hasta entonces, ambas aficiones incluso se podía decir que tenían un trato más que cordial. Sin embargo, la Liga perdida en 1994 por los coruñeses tras el penalti fallado por Djukic precisamente contra los valencianos hizo que la final de Copa 1995 tuviera un claro sabor de revancha.

La final de Copa de 1995, la final que se jugó en 2 días

El 24 de junio del citado año 1995 se vieron las caras en el Estadio Santiago Bernabéu ambos conjuntos en una final que será recordada para siempre por el tremendo aguacero que cayó en la segunda parte y que obligó a suspender el partido. Antes, los de Riazor se habían adelantado en el marcador con un gol de Manjarín en el 35 aprovechando un error de Giner. Ya en la segunda parte, Mijatovic había logrado el empate en una falta directa en el 70. Así, se llegó al 80 de partido, momento en el cual el árbitro de la contienda y los jugadores de ambos equipos tuvieron que abandonar el terreno de juego por la intensa granizada.

El encuentro se reanudó tres días después, un 27 de junio de 1995. Sólo quedaban por disputarse 10 minutos en los que se debería decidir el campeón. Fue el Dépor el que logró marcar al minuto de esta ‘mini final’ por mediación de Alfredo dando así el primer título oficial al club que había rozado la Liga un año antes precisamente contra el Valencia.

De esta forma, la ‘venganza’ se consumó. Los gallegos con Liaño, López Rekarte, Voro, Djukic, Ribera, Nando, Manjarín, Aldana, Donato, Fran y Bebeto se proclamaron campeones. Precisamente el portero deportivista, tras perder la liga un año antes lanzó una advertencia al club valenciano: «Arrieros somos y en el camino nos encontraremos». Sin duda, nació así una rivalidad que todavía hoy perdura. Fue la recompensa a aquel ‘SúperDépor» que se había quedado con la miel en los labios meses antes.

 

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