Es cierto que su paso por el club maño fue efímero y que para muchos no fue más que un equipo puente que el holandés utilizó para primero recuperarse de una lesión que arrastraba de su etapa en el Ajax y segundo para llegar en un estado de forma óptimo al AC Milan donde Arrigo Sacchi le esperaba con los brazos abiertos.
Sea como fuere el caso es que el talentoso futbolista holandés vistió la camiseta del club blanquillo y aunque en lo deportivo no se logró el objetivo del equipo (que no era otro que clasificarse para jugar la Copa de la UEFA) sí que dejó muestras de su enorme calidad en los 11 partidos que disputó en la Liga española.
EL FICHAJE DE RIJKAARD
El debut de Rijkaard se hizo esperar. Su fichaje fue de lo más rocambolesco. Después de salir del Ajax por desavenencias con Johan Cruyff, fue fichado por 400 millones de pesetas por el Sporting de Lisboa. Sin embargo, no llegó a debutar con el conjunto luso ya que hubo problemas con la documentación y se tuvo que buscar una cesión para no estar 6 meses parado. Es ahí donde el Real Zaragoza anduvo más rápido que nadie y pudo hacerse con sus servicios.
El problema fue que llegó lesionado y le costó 3 semanas estar preparado para poder debutar. Por fin, un 20 de marzo de 1988 (con las Fallas recién quemadas) Rijkaard saltó al césped de Mestalla (por aquel entonces Luis Casanova) con el 10 a la espalda en la camiseta roja del Real Zaragoza para exhibir su buen fútbol logrando una victoria clara por 1-3 y participando activamente en el juego ofensivo de su nuevo equipo.
A pesar de todo la cosa no tuvo mucha continuidad y el Real Zaragoza siguió mostrándose tremendamente irregular las 11 últimas jornadas de aquella liga 1987-1988 y finalizó en una discreta decimotercera posición en la clasificación.
Rijkaard hizo las maletas y se marchó a Milán donde formó parte de uno de los mejores equipos que se recuerdan dirigido magistralmente por Arrigo Sacchi.
