Azken eguneratzea iraila 11, 2020 arabera Javier Argudo
In FUTBOLRETRO.ES solemos dedicar artículos e historias a futbolistas, entrenadores o incluso árbitros. Aupa, hala ere, dedicaremos unas líneas al primer balón oficial de la Liga española.
A finales de la década de los 80 du Liga de Fútbol Profesional aún se encontraba en pañales. Aquel organismo compuesto por los equipos de Primera y Segunda División apenas tenía un poder reseñable y los recursos con los que contaba eran ciertamente escasos. Aunque cueste creer hoy en día, se le impedía sacar rendimiento económico por la retransmisión televisiva de la competición y no tenía cánones establecidos por usar material deportivo de alguna marca concreta.
Un visionario empresario visualizó en aquel ambiente precario una oportunidad para realizar un negocio redondo (inoiz hobeto esan) y realizó a la LFP una oferta millonaria por utilizar un balón concreto, algo inusual en una época en la que cada club jugaba con el balón que se le antojaba de forma individual. Saturnino Merino, peletero ilicitano, ofrecía 60 milioika (berak 40% del presupuesto de la LFP) para convertir su producto en el primer balón oficial en la historia de la Liga.
Hegan no era un balón más, aquel peletero había creado el “balón más esférico del mundo” gracias a una fabricación patentada de 62 piezas -12 pentágonos, 30 cuadrados y 20 triángulos-, el doble de los balones convencionales de Adidas (el gran dominador del mercado) y algo que le confería un aspecto realmente llamativo. Una auténtica innovación técnica que además venía acompañada de un curioso orgullo patrio pues era cosido por los presos de las cárceles de Valencia, no en China. Todo eran sonrisas y felicitaciones en la presentación oficial de aquel “balón excelentemente acabado y adaptado a las exigencias técnicas del deporte rey”.
“Algunos jugadores han señalado que extrañan este nuevo balón, que les ha creado problemas de adaptación. Fernando, Valentziako jokalaria, aseguró haber fallado el penalti contra el Barcelona, el pasado sábado, por culpa del balón. Leo Beenhaker, entrenador del Real Madrid, acusó a la Liga Profesional de aceptar por un puñado de millones de pesetas un balón de una determinada marca sin comprobar antes su calidad.” El País. 23/09/1988
Hala ere, al balón le traicionaron sus propias virtudes. Como todo peletero especializado, Saturnino Merino realizaba aquellos balones con piel auténtica, no sintética, un material poroso que favorecía la absorción de líquido. Gainera, la gran cantidad de piezas ayudaba a la esfericidad, pero aumentaba considerablemente las costuras por las que el agua se colaba.
El balón no tardó en ser rechazado por los futbolistas que veían en él una auténtica amenaza cuando sobrevolaba sus cabezas en un día lluvioso. En cambio si el día se presentaba soleado, Hegan hacía honor a su nombre y maravillaba al público con vuelos imprevisibles. Los clubes empezaron a esquivarlo hasta el punto que la LFP tuvo que amenazar con sanciones, a la par que apretaba a Mery Sport para que arreglara las deficiencias sobre la marcha, algo que aquella empresa familiar no podía hacer frente.
Saturnino Merino se defendía señalando que tras las críticas había una campaña orquestada por distintas firmas comerciales con la intención de desacreditarlo y sacarlo del mercado. Lo cierto es que en el tramo final de Liga la empresa colapsó y dejó de suministrar los balones, handik gutxira Mery Sport quebró. El sueño de Merino explotó como uno de sus queridos balones.