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Pequeño, pero matón. Así definían a Jean Pierre Papin, el delantero con un acusado olfato de gol que revolucionó la Liga francesa de tal forma que, urtean 2004, Azala lo nombraría como uno de los integrantes de su lista FIFA 100. Alrededor del 1,70 de altura alberga a uno de los mejores disparadores franceses de todos los tiempos. Un jugador eficiente y espectacular, cuyas voleas acrobáticas siguen siendo famosas en su país bajo el nombre de “papinades” (“papinadas”) y que a día de hoy se ha convertido en toda una leyenda.
Los inicios de Jean-Pierre Papin en Francia
Jean Pierre Papin nació en Francia en 1963 y comenzó a jugar en la segunda división francesa en 1983, con el INF Vichy. Club en el que con tan solo 19 años consiguió anotar 10 helburuak. Unos datos que le valieron su llegada al también equipo francés Valenciennes. Estos serían los inicios del joven delantero en la primera división de su país, donde triunfaron jugadores como Jorge Burruchaga y roger milla.
Su gran eficacia y habilidad goleadora lo llevaron en 1985 a fichar por el Brujas, uno de los clubes más emblemáticos de Bélgica. Han, conseguiría levantar su primer título como profesional, la Copa de Bélgica del ‘86. Gainera, en la institución brujense aumentó su romance con el gol anotando 26 puntos en solo 35 topaketak.
Participó en el Mundial de México 1986
Unos datos que le servirían para ser convocado para la delegación que jugaría el Mundial de México ‘86. Competición en la que se daría a conocer al mundo entero con el gol que anotó frente al Canadá en el primer partido de su selección. Fue así, como comienza a escribirse una historia entre el goleador y la selección gala que duró unos 50 partidak eta gola lortu 30 helburuak. 30 tantos con los que Papin puede presumir de ser el uno de los máximos goleadores franceses de la historia.
Y a pesar de que estos números no le llevaron a conseguir ningún título con su selección, sí le abrieron la puerta a los grandes equipos de Europa. Horregatik, tras el Mundial de México ‘86, “el mosquetero” deja Bélgica para regresar a su tierra natal, donde entraría a formar parte de las filas del Marseillako Olympique.
En el cuadro marsellés se afianzó como el poeta del gol y supo enamorar al amante del buen fútbol. Un fútbol puro y formativo que le otorgó 4 ligas de Francia entre el ‘89 y ‘92, una Copa de Francia y el Balón de Oro del ‘91. Además de todos esos logros, se hizo un hueco en la historia del fútbol galo logrando la marca de ser el máximo goleador de la League One 5 veces consecutivas.
La etapa de Papin en el AC Milán
Baina Jean Pierre Papin quería más, y tras no lograr ganar en 1991 la vieja Copa de Europa ante el Izar Gorria, se va con el título de rey de Europa a cuestas a las filas del AC Milan, en un traspaso que significó un nuevo récord monetario en la época.
Italian, donde permanecería dos temporadas, formó una dupla de ataque exquisita con Marco van Basten y lograría varios títulos para su vitrina personal: 2 Ligas de Italia (93-94), una Supercopa y la ansiada Champion del ‘94 ante el Barça de Johan Cruyff. Pero no todo era de color de rosa y este ultimo título no lo consolaría, ya que fue suplente en ese partido y durante toda la temporada no terminó de cuajar en el club. Un malestar generalizado que lo lleva por la senda del Bayern de Múnich.
Hala ere, en su llegada a Alemania nada parecía mejorar y se le aparecieron los fantasmas de la última temporada con el Milan. Jugó dos temporadas bajo las órdenes de Giovanni Trapattoni, Otto Rehhagel y Franz Beckenbauer, pero estas no fueron tan doradas como las anteriores a pesar de ganar la UEFA del ‘96. Las grandes dotes dentro del área y la electricidad que le caracterizaba como delantero parecía haberse esfumado, por lo que Papin decide volver, beste behin, a sus orígenes.
El delantero colgó las botas en casa
Su próximo destino fue el rival al cual le arrebataron la UEFA del ‘96, berak Bordeleko Girondins, equipo en el que anotaría 22 goles en su primera temporada. Volver a casa le devolvió su esencia. Y es que parecía mentira, pero era un jugador hecho a la Liga francesa, competición en la que realmente destacaba como punta.
Tras jugar una temporada y media en Bordeaux, se marchó la otra media temporada al En Avant de Guingamp, donde con 35 años se retiraría a nivel profesional del fútbol. Hala ere, haiengana 43 años regresaría a la décima categoría gala, al AS Facture-Biganos Boiens, con sus amigos de toda la vida, donde colgaría las botas definitivamente en 2009.
Gaur, tras dejar una estela de 252 bere ibilbidean zehar helburuak, se dedicó a entrenar en diferentes equipos de las inferiores francesas. “Luego de diez años sin entrenar, me hacía falta entrenar desde abajo. Encontrarme conmigo mismo y con la esencia del fútbol. Esto es el fútbol puro. Un tipo como Papin, Urrezko Baloia y Europako txapelduna, siempre tiene ofertas de “arriba”, pero por ahora necesito esto, me encanta esto y luego veremos”, dijo recientemente al magazine de la UEFA Champions League.