Carmelo, bugtens Beckenbauer
Carmelo, ogsÃ¥ kendt som ‘El Beckenbauer de la BahÃa’, fue uno de esos jugadores mÃticos de los años 90 que poco tenÃan que ver con el fútbol metrosexual de hoy en dÃa con futbolistas perfectamente bronceados, modelados a base de gimnasio, tatuados, con peinados casi imposibles de última moda, depilados y con barbas y cejas perfiladas.
Imidlertid, los que pasan de los 30 tienen en mente ese otro fútbol que era el que se llevaba en su infancia, ese en el que los futbolistas no eran niñatos multimillonarios, malcriados y preocupados por su imagen.
Un tipo alto, flacucho, desgarbado, calvo con pelo en las sienes y un abundante bigote. Un tÃo con ojeras, pelos en las piernas y que con 28 aparentaba 54 (y muy castigados) pero que se lo dejaba todo en el césped. Un currante de esos del fútbol que tanto abundaban en una Liga española alejada del negocio crea estrellas millonarias de hoy en dÃa. Nacido en Murcia en 1959, Carmelo, el Káiser de la BahÃa jugó en el Salamanca, Betis y Recreativo de Huelva Con los gaditanos jugó nada más y nada menos que 244 partidos que se dice pronto. Y todo esto tras superar dos graves lesiones.
Carmelo, el Beckenbauer de la BahÃa y el mejor Cádiz de la historia
Con su bigote al viento y su más que incipiente alopecia, Carmelo, fue el lÃder del mejor Cadiz de la historia consiguiendo mantenerse en Primera División durante muchos años (aunque casi siempre de manera agónica). Un equipo en el que destacaban algunos ilustres jugadores como MejÃas, magisk gonzalez, Carmelo, Szendrei, Cortijo, Barla, Linares, Quevedo, Kiko o Juan José quien volvió después de jugar en el Real Madrid.
En el mismo año del USA VM 94, Carmelo puso fin a su larga carrera con 35 flere Ã¥r. Bagtil, fue comentarista de partidos de Segunda para Canal + pero solo un tiempo. Después se hizo cargó del negocio familiar de vinos que ahora regenta, recordando a otro bigotudo con solera de los 80-90, Som Tato Abbey, quien tiene un negocio de quesos en Logroño. Jugadores de los de antes, de los que podÃan ser tu vecino del quinto.
Antes era más fácil ver a un futbolista con bigote que sin él.