Última actualización diciembre 4, 2020 por Javier Argudo
Los amantes del fútbol que vimos jugar a Ronaldinho debemos dar gracias por ello. Un futbolista diferente, con su eterna sonrisa, que disfrutaba con un balón en los pies y hacía que los espectadores que habían pagado una entrada por verle jugar amortizaran el importe de la misma con una sola jugada.
La infancia de Ronaldo de Assis Moreira no fue nada fácil. Cuando sólo contaba con 8 años de edad, su padre falleció. Desde ese momento, su hermano Roberto, que también fue futbolista profesional, se convirtió en la figura paterna que acababa de perder.
Desde muy joven, Ronaldinho demostró que el balón y él estaban hechos el uno para el otro. Su propio padre, cuando Roberto fue presentado como jugador de Gremio, afirmó: «Acaban de fichar a un Asssis, pero el que será realmente un crack mundial será mi otro hijo, Ronaldo, hace cosas increíbles con el balón». Desde luego, no se equivocó.
LOS 23 GOLES DE RONALDINHO
Una de esas anécdotas de la infancia del astro brasileño se remonta a un partido en el que su equipo ganó 23-0 y fue capaz de anotar todos los goles. Así lo recordaba en una entrevista para El Gráfico: «Hice 23 goles en un mismo partido, pero los niños contra los que jugamos eran terribles. Creo que solo jugaban en clase de educación física por diversión y yo ya estaba en un equipo, que es algo que dice mucho. Fue en el quinto grado y tengo que decir que nunca volvió a ser tan fácil”.
Aquella exhibición llamó la atención de numerosos medios de comunicación y, desde entonces, fueron muchos los que ya no le quitaron ojo a esta firme promesa del fútbol. Como era lógico, llegó a profesional, para vistiendo la camiseta que había vestido previamente su hermano Roberto, la del Gremio brasileño, en 1997.
El resto es historia. Ronaldinho dio el salto a Europa para enrolarse en las filas del PSG francés y vivió su mejor etapa como futbolista en el FC Barcelona. En el Camp Nou apadrinó a un tal Leo Messi y se convirtió en el mejor futbolista del planeta. Fue Balón de Oro en 2005 y campeón del Mundo con Brasil en 2002 con una generación de futbolistas mítica.
Después de romperla en el Barça, con el que ganó todos los títulos posibles, aún tuvo tiempo de seguir dejando detalles de calidad en el AC Milan antes de regresar a Brasil para vestir las camisetas de Flamengo, Atlético Mineiro y Fluminense (con un breve paso por el Querétaro de la Liga MX).
Colgó las botas y llegaron algunos escándalos y problemas con la justicia, sin embargo, nosotros nos quedamos con el Ronaldinho que nos deleitó en el terreno de juego, el de la eterna sonrisa, el que fue ovacionado por el Santiago Bernabéu con la camiseta del eterno rival, el que, posiblemente, fue el mejor futbolista de la década 2000-2010.
