Última actualización agosto 7, 2020 por Javier Argudo
Hoy en día estamos más que acostumbrados (o mejor dicho resignados) a que los futbolistas calcen botas de colores de lo más extravagantes y se podría decir que incluso ridículas. Atrás quedaron las negras de toda la vida que le daban ese toque de autenticidad y romanticismo al fútbol de antaño. Sin embargo pocos saben que todo comenzó en un fútbol tan cuidadoso con la pureza de este deporte como el inglés donde un futbolista saltó al campo con unas botas blancas.
En 1970, la marca alemana Hummel quería irrumpir en el mercado inglés y para ello debía dar un golpe de efecto. Contactó con uno de los grandes futbolistas de aquel momento, Alan Ball, jugador del Everton que se había proclamado campeón del Mundo con la selección inglesa en 1966. El objetivo era que el futbolista llevara unas botas con el logotipo de la marca en la final de la Charity Shield contra el Chelsea.
El problema es que la firma todavía no había fabricado unas botas especiales para el futbolista por lo que llevó sus Adidas de toda la vida pintadas de blanco con el logotipo Hummel sobreimpreso. Una chapuza que sirvió de solución momentánea. A partir de ahí, la marca empezó a comercializar las botas blancas de Alan Ball y logró un gran éxito plantando el germen de la fiebre de los colores que existe en el fútbol hoy en día.
Explotar como Alan Ball Bola de fuego en las botas de fútbol! pic.twitter.com/HFLmofOP5B
— The League Magazine (@Theleaguemag) July 5, 2013
Más de 12.000 pares de color blanco fueron vendidas el lunes posterior a dicho partido entre el Everton y el Chelsea aunque el negro siguió siendo el color predominante durante muchos años, algo que desde aquí reivindicamos.