La historia del FC Barcelona la han rubricado algunos de los mejores jugadores de fútbol de la historia. Testimonio de ello es el césped de los diferentes estadios que ha tenido la entidad barcelonista, un siempre inmaculado mantel verde que ha sido pisado por diversas figuras de talla mundial. Desde Lionel Messi hasta Ronaldinho, pasando por Romario o Paulino Alcántara. Competidores natos que dejaron su impronta en el escudo culer.
La galaxia de estrellas que ha sumado el Barça le ha llevado a convertirse en uno de los clubs más laureados del fútbol español. Ha ganado infinidad de títulos y este curso está peleando por sumar una Liga más a su palmarés. Su importancia y ascendencia puede corroborarse en su posición privilegiada en los medios de comunicación, y en el rol de favorito que ostenta en la mayoría de los partidos. Si se enumeran algunas de las mejores casas de apuestas de fútbol, se puede comprobar que en todas ellas es el favorito a alzarse con el título nacional. Un triunfo virtual que, salvo hecatombe mayúscula, pronto se convertirá en real.
Curiosamente, de entre todos los jugadores que han pasado por la disciplina culer, solo hay dos que tienen el honor de disponer de una estatua en la zona exterior del Camp Nou. Si habéis visitado el templo barcelonista y sus zonas adyacentes, sabréis perfectamente de qué jugadores hablamos. Pero para quienes aún no hayan tenido el placer de hacerlo, contaremos su historia.
Kubala, el primer mito
Aunque el templo culé fue inaugurado el 24 de septiembre de 1957, las dos estatuas son del siglo actual. La más antigua es del año 2009 y rinde homenaje a Ladislao Kubala. El futbolista de origen húngaro defendió al Barça entre 1950 y 1962, anotando un total de 194 dianas con la zamarra azulgrana. Es considerado como uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol, y las leyendas afirman que la construcción del Camp Nou se justificó eminentemente en su figura.
El jugador tenía una calidad absoluta en sus pies y era el líder del conocido como el «Barça de les cinc copes«, que entre los años 1951 y 1952sumó la Liga, la Copa de España, la Copa Eva Duarte, la Copa Europea Latina y el Trofeo Martini & Rossi.
Ostenta un récord que comparte con el jugador Bata, del Athletic Club, al anotar siete goles en un solo partido. Su estatua se ubica en una posición predominante en el recinto del Camp Nou, en la explanada exterior que da acceso a la zona de tribuna. La estatua tiene unos dos metros de altura y está hecha de bronce. Fue diseñada por la artista Montserrat Garcia Rius, constituyendo un punto muy transitado por turistas y aficionados. La imagen, que muestra al jugador antes de impactar un balón, fue sufragada por suscripción popular a iniciativa de la Agrupació Barça Veterans, conformada por deportistas que han vestido la camiseta culé.
La segunda estatua que se puede visitar en el feudo barcelonista es la de Johan Cruyff. Se trata de otra figura que dejó una impronta imborrable en la trayectoria deportiva del club. Él marca el inicio del Barça que todos conocemos, con un estilo de juego incomparable centrado en el buen trato al balón. La estatua se encuentra en la explanada de tribuna del Camp Nou, también hecha de bronce, muy próxima a la de Kubala. Cruyff vivió dos etapas como barcelonista, una como jugador, entre 1973 y 1978, y una como entrenador entre 1988 y 1996. Su mayor éxito fue la consecución de la primera Copa de Europa de la entidad, conseguida en 1992.
La figura del jugador se encuentra acompañada de la frase «Salid y disfrutad«, palabras que verbalizó a sus jugadores antes de la final europea a la que antes hacíamos referencia. La estatua fue inaugurada en 2019 e imaginada por la artista neerlandesa Corry Ammerlaan-van Niekerk. A su presentación asistieron los hijos y la esposa del mítico jugador. Otro punto de peregrinación masiva de la masa social barcelonista.
Seguramente, la próxima estatua que será inaugurada sea la de Lionel Messi. No hace falta describir la importancia del jugador en la historia moderna del club. Si finalmente vuelve a la disciplina culé, ese sí que sería un adiós acorde a la trascendencia de su figura.
