Última actualización septiembre 28, 2020 por Javier Argudo
El Español de Barcelona (hoy llamado RCD Espanyol) ha estado cerca de proclamarse campeón de Liga en más de una ocasión. Sin embargo, por unas cosas u otras, el título liguero se le ha negado a lo largo de la historia.
En la temporada 1952-1953, comenzó la temporada absolutamente imparable. Dirigidos desde el banquillo por el argentino Alejandro Scopelli, los pericos arrasaron a todos sus rivales en los primeros partidos y se hicieron con el liderato merced a las siete victorias logradas en las primeras siete fechas.
En la jornada 12, llegó el gran partido. El Espanyol visitaba el Camp de Les Corts para enfrentarse a su máximo rival de la ciudad, el Barcelona. Por aquel entonces, los culés habían perdido a Kubala, que se recuperaba de una tuberculosis que lo mantenía alejado de los terrenos de juego. Los visitantes llegaban al choque invictos con un total de 9 victorias y 2 empates. Por su parte, el Barcelona, ocupaba la cuarta plaza y tenía a su rival a 6 puntos de distancia. Aquel era un buen Barça, vigente campeón de Liga y Copa.
EL OXÍGENO DE SCOPELLI
Unas semanas antes, se había hecho público ‘el secreto’ del Espanyol de Scopelli. Unas fotos publicadas en la prensa nacional mostraban a los jugadores pericos con máscaras de oxígeno, algo muy poco común en aquella época sobre todo en deportistas profesionales. El técnico argentino, lejos de ocultarlo, afirmó que era algo muy normal en su país de origen y que, además, no tenía nada de ilegal.
El derbi de Barcelona paralizó la ciudad. No se hablaba de otra cosa y los aficionados de uno y otro equipo llenaron hasta los topes el estadio azulgrana. De hecho, según las crónicas de la época, había más gente de la que seguramente debía.
El RCD Espanyol comenzó muy bien y se adelantó en el marcador en el minuto 17 obra de Mauri. El gol visitante provocó una avalancha en uno de los fondos y muchos aficionados se vieron obligados a invadir el terreno de juego. Tiempo después se supo que incluso hubo un fallecido, algo que se silenció por parte de los medios de comunicación. Transcurridos unos minutos, el gobernador civil, que se encontraba en el estadio, decidió que parte del público viera el encuentro sentado en el propio césped.
La decisión no gustó al conjunto españolista que protestó al colegiado del encuentro el cual, lejos de atender las quejas, obligó al Espanyol a continuar ante la amenaza de darles el partido por perdido si se negaban a jugar en tales circunstancias. Con el 0-1 se llegó al descanso.
TOALLAS QUEMADAS EN EL VESTUARIO DEL ESPANYOL
Fue entonces cuando los chicos de Scopelli se encontraron con una nueva sorpresa. En su vestuario había una importante cantidad de humo ya que varias toallas habían sido quemadas. Debido a esto, no pudieron llevar a cabo su ritual con las máscaras de oxígeno y regresaron al terreno de juego para disputar la segunda parte.
El Barça logró empatar a los pocos minutos de la reanudación con un tanto de Hanke y anotó el 2-1 definitivo poco antes de finalizar el encuentro por mediación de Moreno. La victoria fue muy celebrada, como es lógico, por la afición culé que abarrotaba las gradas de Les Corts.
La derrota fue un palo muy duro para el Espanyol que, desde entonces y hasta el final de aquella Liga, perdió otros 9 partidos más. El equipo perico finalizó en cuarta posición y el Barça revalidó el título liguero.
Aquella ‘jugarreta’ (siempre negada por el bando barcelonista) hizo mella en la relación de ambos clubes. Se dice que durante unos años, tanto unos como otros acudían al estadio del rival ya vestidos de corto y en chándal y que, nada más finalizar el encuentro, se subían al bus para ducharse en su casa.
Respecto a las máscaras de oxígeno, el Espanyol poco a poco dejó de utilizarlas y quedó demostrado que más bien se trataba de un efecto placebo que, eso sí, funcionó muy bien hasta aquel histórico derbi disputado en Les Corts un 12 de diciembre de 1952.