Los últimos restos del fútbol que se fue

Los últimos restos del fútbol que se fue

Hay un fútbol que ya no volverá. Aquel que se mantenía alejado de las extravagancias propias de las estrellas de hoy, las redes sociales y los sueldos astronómicos. Sin embargo, aún existe un pequeño resquicio de aquello, unas ligas mucho más alejadas de los focos y que resisten a base de pasión y hermanamiento con las aficiones. Segunda B, Tercera y las categorías autonómicas siguen siendo el nido ideal para los últimos románticos del fútbol, aquellos que prefieren dar patadas a un balón en campos llenos de barro solo por la ilusión de pertenecer a un equipo.

En cierta manera, muchos de los equipos de estas competiciones siguen estructuras profesionales, pero buscan una relación mucho más estrecha con sus ciudades y sus aficiones. Su interés se mantiene e incluso las webs de apuestas deportivas siguen muy de cerca este fútbol modesto, conscientes del enorme tirón que tiene entre los aficionados.

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Cualquier similitud entre los jugadores de Segunda B o Tercera división con las estrellas que vemos en LaLiga son mera coincidencia. A medida que bajamos de categoría, los sueldos van desapareciendo y la mayor parte de ellos juegan “por amor al arte”. Esa ha sido siempre la esencia del deporte rey, por mucho que ahora parezca imposible creerlo.

Emoción e interés a partes iguales

El menor nivel de los equipos de estas ligas on respecto a Primera o Segunda división no les resta ni una pizca de emoción. Sus seguidores son tan fieles o más que los de los “grandes” y, en muchos casos, siguen a sus clubs allá donde van y llenan sus modestos estadios. La identificación de los fans con sus jugadores es total y no es extraño que se conozcan y tengan trato personal entre ellos, algo impensable en el fútbol de élite en el que muchos parecen estar encerrados en sus torres de marfil.

Con el boom del mundo online, la información sobre estas categorías se ha multiplicado. Por supuesto, los medios de comunicación más conocidos siguen reservándoles un espacio en sus webs, pero ya existen blogs y otros sitios en línea en los que se puede obtener la mejor y más actualizada información.

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Una de las críticas al fútbol moderno es que las diferencias económicas se han trasladado al campo. Con ello, cada día es más difícil que los pequeños asalten el reinado de los grandes, algo que desaparece en estas categorías. Cualquiera puede ganar a cualquiera y eso eleva la emoción de las competiciones y mantiene abierta la batalla por todos los objetivos. Por si fuera poco, torneos como la Copa del Rey ya han dejado claro que los equipos de estas categorías tienen nivel futbolístico para tumbar a otros mucho más ilustres.

El fútbol que recuerdan los nostálgicos puede que ya no vuelva, pero quedan estas “aldeas galas” que resisten para alegría de los aficionados más puristas. El fútbol más lúdico, el más de verdad y más apegado a la gente sigue latiendo lejos de los grandes focos mediáticos.

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