Última actualización junio 1, 2020 por Javier Argudo
El 10 de mayo de 1995, el Real Zaragoza se proclamó campeón de la Recopa de Europa por primera y única vez en su historia. En el banquillo, un joven entrenador de la casa, Víctor Fernández, dirigía al equipo.
El Parque de los Príncipes de París era el escenario donde los maños tendrían que verse las caras ante un rival histórico: el Arsenal inglés. El partido fue de los más igualado y no fue hasta la segunda parte cuando llegaron los goles. Primero se adelantó el Zaragoza con un tanto del argentino Juan Eduardo Esnáider en el minuto 67. Poco después, en el 75, llegaba el empate de los gunnners obra de John Hartson. De esta forma, el encuentro se marchaba a la prórroga.
Víctor Fernández: «El destino estaba preparado para Nayim»
En el tiempo extra, como suele ser habitual, ningún equipo quiso arriesgar demasiado y se llegó al último minuto sin modificación en el marcador. Sin embargo, sin saberlo, Víctor Fernández había tomado una decisión que sería clave en el devenir del partido: «El destino estaba preparado para Nayim. Sinceramente, yo ya no pensaba en el partido sino en los penaltis. Por eso metí a Geli, que era un especialista, por García Sanjuán. Geli se fue a la banda izquierda y Nayim se colocó en la derecha. Desde ahí marcaría el golazo que nos daría la Recopa. Fue una casualidad».
El técnico, en una entrevista a Aragón Radio, recuerda además lo que significó aquel título para el club y para toda la ciudad: «Me di cuenta de la trascendencia de la Recopa cuando llegamos a Zaragoza. Es posible que aquella celebración haya sido la más multitudinaria en la historia de Aragón».
Por su parte, el gran protagonista de aquella final, Nayim, todavía recuerda aquel gol que le hizo inmortal: «La gente de Zaragoza me ha dado mucho más a mí que yo a ellos. Las muestras de cariño que me han demostrado desde entonces son impagables. Les hice muy felices con ese gol pero ellos a mí también».
Los Cedrún, Belsué, Solana, Cáceres, Pardeza, Higuera, Nayim, Esnáider… pasaron a la historia aquella noche en París. Ese 10 de mayo de 1994, toda España estuvo pendiente de la tele para apoyar a un Real Zaragoza que nos hizo felices, incluso a los que no somos zaragocistas. Todos gritamos el gol de Nayim, todos recordamos el lugar donde vimos aquel partido. Sin duda, un gran momento para el fútbol español.