Última actualización septiembre 14, 2020 por Javier Argudo
La gran mayoría de futbolistas están hartos de decir que lo que pasa en terreno de juego debe quedarse ahí. Sin embargo, la historia que os contamos hoy no se limitó a un lance o discusión en un campo de fútbol sino que se hizo extensiva fuera de él por los propios protagonistas entre los que destaca Pizo Gómez.
Según parece, allá por la temporada 1989-1990, un grupo de jugadores del Real Madrid encabezado por Míchel, se dirigía en coche hacia sus respectivas casas. En aquella época los futbolistas merengues solían compartir vehículo para ir y volver de los entrenamientos y, al parecer, en aquel momento el propio Míchel, Gordillo, Hierro, Ruggeri y Parra viajaban juntos.
En un semáforo coincidieron con un conocido que paró a su lado. Se trataba de Pizo Gómez, que por aquel entonces era futbolista del Atlético de Madrid. Según contó el propio jugador colchonero los ocupantes del coche madridista comenzaron a burlarse de él: «Pizo, eres mi ídolo», «Eres un fenómeno», entre risas, mofándose de su estilo tosco y voluntarioso pero exento de calidad que caracterizaba al futbolista vasco, que desarrolló su carrera en clubes como el Athletic Club, Osasuna, Rayo Vallecano, Espanyol, Atlético y Éibar entre otros.
La cosa no quedó ahí. Esa misma temporada en la última jornada de Liga el Real Madrid y el Atlético se enfrentaron en un partido que finalizó con empate a tres goles y saltaron chispas entre algunos de los protagonistas de la historia, especialmente Michel y el propio Pizo Gómez. Precisamente, al finalizar dicho encuentro es cuando el atlético hizo pública la historia del semáforo.
La siguiente temporada la cosa pasó a mayores. En un derbi que finalizó con victoria contundente del Atlético por 0-3 en el Santiago Bernabéu, una fea entrada de Míchel envió a Pizo Gómez a la enfermería y lo tuvo lesionado tres meses.
Pero la gran «venganza» tuvo lugar en la final de Copa del Rey de 1992 que nuevamente enfrentó a merengues y colchoneros. Ese año Pizo Gómez comenzó en la plantilla rojiblanca pero fue cedido al RCD Espanyol. Sin embargo, sin él saberlo, fue fundamental para motivar a los jugadores atléticos. Su entrenador, Luis Aragonés, tal y como contó Paulo Futre en el diario Marca, entró en la habitación del portugués de buena mañana y le dijo:
¿Se acuerda usted de los insultos que le propiciaron Michel, Gordillo y Hierro a Pizo Gómez? ¿Usted sabe dónde y cómo le humillaron?.
«Claro que lo sé. Desde un coche comenzaron a burlarse de Pizo en un semáforo y a decirle: «Eres nuestro ídolo y mil barbaridades», le respondí. Luis me contestó a renglón seguido: «Pues bien, Paulo, hoy vengaremos a Pizo. Estos tres se van a tragar los insultos a su compañero y hasta el último día de cada una de sus vidas van a recordar el partido de hoy».
Luis Aragonés no paraba de hablarme: «Usted desde esta noche se convertirá en el gran ídolo de Míchel, Gordillo, Hierro, su gran amigo Paco Buyo y compañía. Hoy no puedes fallar, lo tienes totalmente prohibido. Hoy será tu día. Debe humillarlos como ellos hicieron con su compañero y ahora vuelva a dormir, pero recuerde que no me puede fallar». Y se fue de la habitación.
El resto es historia. El Atlético se proclamó campeón de aquella Copa en feudo madridista por 0-2 con goles de Futre y Schuster y Luis Aragonés volvió a dar una clase magistral de charla motivacional antes de un partido. Aquella noche la venganza de Pizo se hizo realidad.