Última actualización abril 23, 2024 por colgadosporelfutbol
El Real Betis es uno de los grandes clubes de España. Aunque no estuvo presente en las primeras ediciones de la Liga, sí fue el primer equipo andaluz en asomar la cabeza por la máxima competición nacional allá por la temporada 1932-1933. Poco después llegó su gran momento, cuando consiguió proclamarse campeón de Liga en la campaña 1934-1935.
Por aquel entonces el Real Betis era un equipo poderoso. Lejos de los tópicos que encasillan los orígenes del club bético como humildes y obreros, el equipo verdiblanco logró formar una plantilla bastante potente a base de talonario para convertirse en uno de los gallitos de la competición.
El Real Betis Balompié de los vascos
De esta manera, el conjunto andaluz se hizo con los servicios de varios jugadores vascos que formaron la columna vertebral de aquel equipo que sería capaz de acabar con la hegemonía de Athletic, Real Madrid y FC Barcelona.
En aquella temporada 1934-1935, jugadores como Lecue, Unamuno, Saro, Urquiaga, Larrinoa y Aedo, todos ellos vascos, lideran un equipo que además tenía jóvenes promesas que habían ascendido del filial bético como Caballero y Valera. Con todos ellos, el Real Betis fue capaz de ser el primer equipo en lograr un título nacional sin ser vasco, madrileño o catalán después de 33 ediciones de Copa y Liga.
Pero aquel equipo, además de contar con buenos jugadores, tenía en el banquillo a un grandísimo entrenador que había sido nada más y nada menos que capitán del Manchester United tiempo atrás: Patrick Joseph O´Connell. El técnico irlandés dirigió de forma magistral a aquel grupo y demostró que en el fútbol se pueden lograr grandes gestas a base de trabajo y confianza en uno mismo.
Han pasado muchos años y el Real Betis ha logrado más títulos, en concreto dos Copas del Rey, pero nunca ha vuelto a repetir la hazaña de proclamarse campeón de Liga de nuevo. Fue un 28 de abril de 1935 con una contundente victoria por 0-5 en El Sardinero contra el Racing de Santander con tres goles de Unamuno y dos de Caballero cuando el conjunto bético tocó la gloria.
Dos días después la plantilla viajaba a Bilbao para recoger el trofeo (entonces en poder del Athletic como último ganador) y se lo llevaban a Sevilla para celebrarlo con su afición en plena Feria de Abril.