Última actualización marzo 25, 2022 por Javier Argudo
Cuando uno lee el apellido Armstrong le vienen a la cabeza astronautas, ciclistas o trompetistas. Sin embargo, durante mucho tiempo, fue un nombre que producía rechazo a los aficionados al fútbol en España.
El Mundial de 1982 celebrado en nuestro país causó mucha ilusión. España contaba con un gran equipo formado por futbolistas de la talla de Arconada, Camacho, Gordillo, López Ufarte, Juanito, Santillana o Quini, entre otros. Sin embargo, la actuación del combinado español fue todo un fiasco que, todavía hoy, se recuerda.
España quedó encuadrada en el mismo grupo que Honduras, Yugoslavia e Irlanda del Norte. Precisamente este último fue el equipo en el que jugaba un tal Gerry Armstrong que se convertiría en verdugo de la selección dirigida por José Santamaría.
Los españoles debutaron con un decepcionante empate contra los hondureños y fueron capaces de derrotar a Yugoslavia en el segundo partido. Fue en el último encuentro de la primera fase, disputado en Mestalla, que por aquel entonces se llamaba Estadio Luis Casanova, donde España se jugaba la clasificación como primera de grupo. Sin embargo, los norirlandeses fueron capaces de derrotar al equipo anfitrión merced a un gol de Gerry Armstrong. Con esa derrota por 1-0, los españoles tendrían que verse las caras contra dos ‘cocos’: Alemania Federal e Inglaterra.
España cayó contra los alemanes y no pasó del empate ante los ingleses en el Santiago Bernabéu. De esta forma, quedaba apeada de ‘su’ Mundial para decepción de todos los aficionados al fútbol de nuestro país.
El nombre de Gerry Armstrong, que anotó tres goles en la cita mundialista, volvió a sonar un año después en nuestro fútbol. El jugador británico, que había militado durante cinco temporadas en el Tottenham y dos más en el Watford, llegó a España para firmar por el RCD Mallorca.
El atacante norirlandés vistió dos temporadas la camiseta bermellona y, quedó bien claro, que el público español no se había olvidado de él. Durante todo este tiempo, en la mayoría de estadios donde los baleares disputaban un partido, la afición local se encargaba de abuchear a Armstrong por aquel fatídico gol.
Abandonó la isla después de disputar 69 partidos oficiales como mallorquinista en los que fue capaz de anotar 13 goles. Sin embargo, la historia de Gerry Armstrong con España no había hecho más que empezar. Una vez colgó las botas en 1995 (con 41 años de edad), decidió regresar a Mallorca donde compró una casa, abrió un restaurante y vive actualmente con su familia. Desde luego, una historia de amor-odio que vale la pena contar.