Última actualización marzo 5, 2020 por Javier Argudo
Cuando uno piensa en el Mundial de 1978 celebrado en Argentina, hay un nombre que se nos viene a la cabeza de forma inmediata: Mario Alberto Kempes.
El futbolista cordobés fue la gran estrella del torneo. No en vano, lideró al combinado albiceleste que se coronó campeón del mundo por vez primera. El jugador, que por aquel entonces militaba en las filas del Valencia Club de Fútbol, fue el máximo goleador de aquella Copa del Mundo. Sin embargo, las cosas no comenzaron nada bien para él.
Mario Alberto Kempes venía como único futbolista que jugaba fuera de Argentina, avalado por haber sido Pichichi del campeonato español dos temporadas consecutivas: 1976-1977 y 1977-1978. Todo el peso y la responsabilidad caían sobre sus hombros.
Sin embargo, como decimos, los tres primeros partidos fueron muy frustrantes para el delantero argentino que no fue capaz de anotar ningún gol. Kempes lucía bigote en aquellos primeros encuentros. Según cuenta Luciano Wernicke en su libro «Historias insólitas de la Selección argentina», el propio seleccionador, César Luis Menotti, en vista de la preocupación por la falta de puntería de su máxima estrella, le dijo: «Mario, ¿por qué no se lo afeita, a ver si le cambia la suerte?»
Dicho y hecho. El futbolista saltó a jugar siguiente partido totalmente afeitado. Argentina venció a Polonia por 2 a 0 con un doblete de Kempes. A partir de ahí, los goles no dejaron de llegar y el argentino finalizó el campeonato como máximo goleador con 6 dianas, incluidas dos más en la gran final contra Holanda en El Monumental.
De esta forma, los argentinos pudieron festejar su primer campeonato mundial. Ese año 1978, se registraron 3455 niños que fueron llamados Mario Alberto. Quien sabe qué hubiera pasado si Kempes no se afeita aquel maldito bigote.