Última actualización abril 4, 2020 por Javier Argudo
Si escuchas Inglaterra-Argentina, y un Mundial, ¿Qué se te viene a la cabeza? ¿Maradona?, pues otra historia, pero bien distinta, tuvo como protagonistas a Javier Zanetti y a la persona a la que salvó la vida.
Año 1998, año de Mundial, esta vez en Francia, en Octavos de Final saltaban al campo los dos combinados. Los aficionados veían con intriga saltar al campo a los Campbell, Neville, Scholes, Beckham, Owen, Shearer… Que enfrentaban a los argentinos liderados por Ayala, Simeone, Verón, Crespo, Batistuta y… Javier Zanetti.
Sin lugar a dudas el escenario era emocionante, y más viendo como avanzaba el duelo. En el minuto seis, David Seaman provocaba un penalti que le costaba la amarilla y, pocos segundos después, la roja por algunas palabras cruzadas con el arbitro. Batistuta se encargó de aprovechar la situación y encarrilar el partido, aunque la alegría duraría muy poco. Tres minutos después Argentina cometió otro penalti, que costaba el empate a uno, para que solo seis minutos después y con uno menos, Owen se encargase de darle la vuelta al marcador.
Es decir, en solo 17 minutos, una roja y tres goles, incluyendo una remontada del equipo en inferioridad, con tal panorama y con los jugadores que había en el terreno de juego, podía pasar cualquier cosa.
Pues bien, a 1710 kilómetros del lugar donde se jugaba aquel histórico partido, se encuentra la ciudad polaca de Zsdlowiec, donde un persona estaba tranquilamente en su casa, delante de su televisor viendo ese inicio de encuentro mundialista tan frenético.
Narek Kopaczen, por aquel entonces fiscal, era un hombre de costumbres. Como él mismo explicó en alguna entrevista posterior, solía sacar a pasear a su perro a las 22:00 y después llevaba el coche policial que utilizaba al aparcamiento de la comisaría cercana a su residencia.
Aquel 30 de Junio de 1998, Narek estaba dispuesto a cumplir con su ritual cuando, de repente, Javier Zanetti pegó un zurdazo al borde del descanso para empatar a dos el partido.
Viendo la situación del encuentro Narek decidió esperar al final para no perderse ni un segundo de trepidante duelo. Unos minutos después, escuchó un estallido en la puerta de su casa, al salir a ver lo que ocurría observó la situación, una bomba con temporizador programado para el momento de la entrega del coche había explotado, habían intentado atentar contra su vida.
Es así cómo el fútbol, un deporte que genera pasión, llantos de alegría para los argentinos en ese momento y de tristeza para los ingleses, deja también historias para un señor polaco que agradecerá eternamente ese disparo de Javier Zanetti que, sin saberlo, le salvó la vida.