Última actualización agosto 22, 2023 por colgadosporelfutbol
El mundo del fútbol está lleno de historias insólitas e increíbles, más propias de un guión de cine, que merecen ser contadas. El protagonista de una de ellas es Juan Hohberg.
El futbolista, nacido en Argentina, se nacionalizó uruguayo y defendió la camiseta de la selección charrúa en la Copa del Mundo disputada en Suiza en 1954. En cuanto a clubes, el delantero se convirtió en un referente en Peñarol donde desarrolló la mayor parte de su carrera disputando 193 partidos anotando ni más ni menos que 283 goles convirtiéndose en toda una leyenda del club.
Pero el momento más increíble en la carrera, y podemos decir sin miedo a equivocarnos en la vida de Juan Hohberg, se produjo en las semifinales del Mundial de 1954 que enfrentó al combinado de Uruguay y a la entonces todopoderosa Hungría que contaba con jugadores como Puskas o Kocsis entre otros y que era la gran favorita a levantar el título.
Juan Hohberg murió y resucitó en cuestión de segundos
Los húngaros vencían el encuentro por 2-0 pero fue entonces cuando apareció al figura del delantero charrúa que anotó dos tantos llevando la igualada al marcador. Fue en la celebración del segundo tanto cuando, presa de la euforia del momento, Hohberg sufrió un paro cardíaco. Sus compañeros que lo abrazaban pronto se percataron que algo no iba bien y avisaron a los servicios médicos que se apresuraron a atenderlo. El futbolista estuvo muerto unos instantes como reconoció después Carlos Abate, la persona que le practicó los ejercicios de reanimación.
El atacante uruguayo ya repuesto quiso seguir jugando, algo que no era nada recomendable obviamente, pero el marcador era de 2-2 y el encuentro se marchaba a la prórroga. Hohberg no quiso dejar a su equipo con un jugador menos e insistió en continuar y así lo hizo aunque por desgracia para él y para el resto de su equipo, los húngaros lograron anotar dos goles y se acabaron imponiendo por 4-2 accediendo a la final y enviando a Uruguay a la final de consolación.
Tanto Hungría como Uruguay perdieron sus respectivas finales. Los húngaros cayeron contra Alemania, que se proclamó campeona del mundo. Por su parte, los charrúas perdieron por 3-1 ante Austria clasificándose cuartos en aquel Mundial. Sin embargo, aquel campeonato será recordado siempre por la historia de aquel futbolista que estuvo muerto unos instantes, revivió y siguió jugando para no abandonar a sus compañeros.