Última actualización octubre 17, 2019 por Javier Argudo
La Liga de fútbol profesional y la RFEF parecen empeñadas en seguir alimentando ese odio eterno al fútbol moderno. El intento de unos por tratar de llevar partidos de Liga al extranjero y de otros por disputar finales (de momento de la Supercopa) también fuera de nuestro país y con formatos ‘modernos’ cuyo único fin es exprimir al máximo la gallina de los huevos de oro y seguir incrementando los ingresos hace que cada vez esto se parezca menos al fútbol que conocimos cuando éramos niños.
PARTIDOS DE LA LIGA EN EL EXTRANJERO
De hecho, hace bien poco que se ha disputado la final de la Supercopa de España entre el FC Barcelona y el Sevilla FC en Tanger (Marruecos), algo que parece que no es más que el principio. Ahora además este trofeo lo disputarán cuatro equipos en vez de dos (campeón de Liga contra campeón de Copa, como toda la vida). Un sinsentido tras otro.
Después de un primer intento la pasada temporada en la que se quiso llevar un Girona-Barça a Estados Unidos, ahora parece que la cosa va más en serio. Según publica El Confidencial, todo apunta a que el partido correspondiente a la jornada 16 del Campeonato Nacional de Liga 2019-2020 que enfrentará al Villarreal y al Atlético de Madrid se disputará en el Hard Rock Stadium de Miami y no en el estadio ‘groguet’.
Soy consciente de que es utópico querer que vuelva el fútbol que conocimos cuando éramos niños. El fútbol de nuestros padres y abuelos. El de los domingos por la tarde mientras escuchabas el resto de partidos y resultados en la radio y veías en televisión únicamente un partido el sábado por la noche. Pero también es cierto que el negocio se está tragando el deporte que tanto nos gusta a algunos y lo peor de todo es que lo está pagando el de siempre: el aficionado de a pie.
Hace mucho que el fútbol dejó de ser lo que era, lo que hizo que muchos nos enamoráramos de él, para convertirse en una máquina de hacer dinero que aplasta todo a su paso y creo que conviene alzar la voz. El fútbol sin aficionados en las gradas deja de tener sentido. El fútbol entre semana, con horarios imposibles para muchos, todo porque hay que emitir todos los partidos uno detrás de otro para que puedan verse en televisión.
PENSEMOS EN EL AFICIONADO
Tampoco pretendo ser hipócrita y entiendo la parte de negocio que siempre ha tenido este deporte. Se comprende que hay que generar la mayor cantidad de recursos económicos para poder tener a los mejores jugadores en nuestra liga, pero sin llegar a lo indecente. Hace mucho que los futbolistas dejaron de ganar el dinero que deberían y pasaron a cobrar cifras que avergüenzan a cualquiera. Ellos son los protagonistas y deben ganar el dinero que generen, pero no al revés. Resulta que ahora hay que prostituir el fútbol para que ellos ganen lo que ganan porque si no… se marcharán a otra liga.
En el fútbol hay algo sagrado y es el aficionado que acude cada domingo (perdón pero es la costumbre) al estadio. Sin embargo, hoy en día, conforme está montado este tinglado, parece que es el que menos pinta. Y sí, reconozco que por mucho que critico al fútbol moderno soy el primero en renovar el abono de mi equipo cada temporada y pago para ver el resto de partidos en televisión. Quizás no deberíamos hacerlo y tendríamos que abandonar este engendro en el que algunos han convertido lo que tanto nos gusta. El fútbol que heredamos de nuestros padres y abuelos y que hoy en día en nada se le parece.
LOS CLUBES ESPAÑOLES CÓMPLICES
Lo peor de todo es que los clubes son los primeros que callan y no deberían hacerlo. Hay que recordar a ciertos equipos que sin el resto no hay fútbol, no hay liga. Si para tener a las principales estrellas en nuestra liga hay que acudir un 2 de septiembre a las 12:00 de la mañana con más de 30 grados al estadio, o un jueves a las 22:00 de la noche teniendo que ir a trabajar al día siguiente, o que tu equipo juegue una final de Copa del Rey en el extranjero para que acudan aficionados de otro país en vez de los que realmente sienten ese escudo, prefiero volver al fútbol de antes y que las estrellas jueguen en la liga china o árabe. En definitiva, no puede ser que para tener «Messis» y «Cristianos» nos bajemos los pantalones los de siempre.