Última actualización junio 30, 2020 por Javier Argudo
¿Qué fue de ti, fútbol? Me pregunto una vez más. Han pasado los años y veo un fútbol rico y orondo, pero justo de salud, ya no me gusta demasiado. La auténtica afición se va perdiendo y con ella la tradición que, a golpe de talonario, se ha ido emborronando.
¿Dónde quedaron los largos y tranquilos veranos? ahora tenemos giras y un mareante mercado. Futbolistas sin raíces, los equipos se forman cesión tras cesión, hoy lo exótico es tener un jugador de cantera. Ni las victorias en China o Estados Unidos saben a aquella victoria a penaltis en el Teresa Herrera.
Empezaba la liga, la victoria valía dos puntos, los partidos eran disputados y no existían las sorpresas. Transistores encendidos, goles a mogollón. La Quiniela echaba humo, se buscaba el boleto ganador. La piel no se mudaba con tanta frecuencia, hoy cambia de color y estampado, hay fluorescentes y hasta entallados. Poco queda ya de aquel hincha de boina y bombo, hoy se llevan los fans con más complementos que visitas al estadio.
Con cierta añoranza recuerdo el hormigón de la grada, de pie y a reventar. Fosos y vallas, el olor del césped. Ese era el fútbol de verdad. Hoy son cómodas butacas, iluminación a rabiar y una estrambótica megafonía, pero los estadios se vacían. Ya no importas tú, tu bufanda o tu bandera. Ahora importa el telespectador del otro lado del planeta. ¡Qué más da los que canten o animen, ahora importan más las interacciones en Twitter!
No sé con certeza cuando arrancó esta alocada carrera. No sé si fue la ley Bosman o las SAD, lo cierto es que ya quedaron muy lejos los años noventa, quizá la última década especial. Dorsales personalizados y extranjeros a puñados pero aún estaba la Guía Marca en casa, fichajes en el PC Fútbol y los niños coleccionando cromos.
Estrambóticos peinados, llenos de tatuajes pero de entrevistas vacías y algún selfie desde la ventanilla. Así son ahora los ídolos de este espectáculo, muy alejado ya de aquel deporte de balón coronado.
La jornada acababa junto a la semana, algún programa recopilaba los goles de todos los partidos y ofrecía la clasificación. Hoy empieza en viernes y acaba en lunes y con tristeza veo desde el televisor o en streaming a cuatro periodistas fanáticos de la actuación.
¿Qué fue de ti, fútbol? ¿Qué fue de la pasión? Ahora me froto los ojos si el lunes no hay partido en mi salón.