Última actualización noviembre 23, 2023 por colgadosporelfutbol
Entrega, ímpetu y espíritu de capitanía en el centro del campo. Estas fueron, al margen de habilidades netamente futbolísticas, las constantes de un joven veinteañero llamado Diego Pablo Simeone que conquistaron al Atlético de Madrid en 1994. Después de firmar una brillante temporada en el Sevilla de Luis Aragonés, el jugador llegó a la ribera del Manzanares para convertirse en la pieza clave de un equipo que pagó por él 465 millones de pesetas. Este fue el origen del largo romance que a día de hoy siguen manteniendo el argentino y la entidad rojiblanca.
Gracias a una inquebrantable capacidad de lucha en la medular -ni daba un balón por perdido ni se reservaba una sola gota de sudor-, Simeone se convirtió pronto en uno de los grandes ídolos de la afición colchonera. En su primera campaña tuvo el reto de encabezar, junto a nombres como Caminero, Kiko o el Tren Valencia, la épica de un proyecto con el que Jesús Gil y Gil buscaba mejorar los catastróficos resultados del curso anterior. Pese a ello, el equipo, que venía de ser decimosegundo, volvió a verse envuelto en una insuficiencia táctica protagonizada por hasta cuatro entrenadores y acabó rozando el descenso de categoría.
El Cholo fue el contrapunto de aquel naufragio y aprovechó muy bien el año para justificar su fichaje. En los 29 partidos de Liga y 8 de Copa que disputó, todos ellos como titular, siempre estuvo al nivel de lo previsto, aportando combate, movilidad, recuperaciones de pelota, visión de juego, orden y habilidad técnica. Dejó claro su perfil de mediocampista completo, registró un total de ocho goles y una asistencia y sembró la esperanza en el aficionado y en sectores afines a pronósticos de resultados deportivos. De este modo, los sectores más especializados en estadísticas futbolísticas comenzaron a mejorar las cuotas referidas a las apuestas Atlético de Madrid de cara a la campaña siguiente y encuentros venideros.
Tras el fiasco en cuanto a títulos de esta primera toma de contacto llegó la etapa de esplendor para el argentino, llegó el doblete histórico. En la 95/96 la entidad colchonera puso a Radomir Antic al frente del banquillo y la pizarra ganó en equilibrio, verticalidad, alegría, presión alta y estrategias a balón parado; las incorporaciones de Milinko Pantic y Lubo Penev dieron toque y dinamita. Con todo este cóctel de por medio, la figura de Simeone se hizo grande en su versión más llegadora. Anotó una docena de goles que sirvieron para meter en las vitrinas el torneo liguero y la Copa del Rey, una gesta que el club no ha vuelto a repetir desde aquel entonces.
En su tercera campaña vestido de atlético, el futbolista bonaerense vivió la que posiblemente fue su temporada más agridulce en la capital de España. Aunque tuvo el privilegio de debutar en la Champions League, logrando alcanzar incluso los cuartos de final, sus diferencias con Antic, que lo consideraba un jugador cansado, le hicieron perder protagonismo sobre el césped y el verano siguiente fichó por el Inter de Milán. Allí estuvo un par de cursos y luego fue traspasado a la Lazio, hasta que en 2003 regresó al Calderón para jugar de líbero otros dos años, el último de ellos de manera casi testimonial. Ya en 2006 colgó las botas a lomos del club de sus amores, el Racing Club de Avellaneda.
Fue precisamente ahí, después de toda una carrera liderando el centro del campo, donde Simeone inició su andadura como entrenador. En el siguiente lustro dirigió las áreas técnicas de Estudiantes, River, San Lorenzo, Catania y de nuevo Racing, hasta que el Atlético de Madrid volvió a poner sus ojos en él a finales de 2011. Lo que sigue es de sobra conocido: el argentino suma 12 años consecutivos en el banquillo rojiblanco, desde donde ha ganado ocho títulos y ha conseguido cambiar por completo el horizonte de un club que antes languidecía y que ahora tutea, sin complejos, a los más grandes de la liga.
El Cholo acaba de renovar su contrato hasta 2027 y es ya el técnico que más temporadas acumula al frente de un equipo en la historia del fútbol español, por encima del eterno Luis Aragonés. En todo ese tiempo ha engordado el palmarés atlético con dos Ligas, una Copa del Rey, una Supercopa de España, dos Europa League y dos Supercopas de Europa. Su trayectoria deja un balance de 380 victorias en 642 partidos, unos números que sin duda han apuntalado esta última renovación. Ahora llega el turno de pensar en los planes de futuro. Simeone es consciente de que la afición quiere ganar títulos, de que ser terceros ya no es consuelo para un equipo que está acostumbrado a vivir en esa posición.