Última actualización octubre 7, 2020 por Javier Argudo
Leyendo el más que interesante artículo publicado por Manuel Granada Palma sobre la evolución del fútbol y en concreto sobre la figura del árbitro, uno se da cuenta de que esto ha cambiado mucho y, en muchos aspectos, no lo ha hecho precisamente para bien.
Para empezar, uno ya se sorprende cuando lee que en un principio, a mediados del siglo XIX, no existía árbitro en un partido de fútbol ya que a los jugadores que disputaban un encuentro se les presuponía honradez y caballerosidad… que bien suena ¿verdad?
Evidentemente, el juego comenzó siendo totalmente amateur y conforme fue evolucionando y creciendo se hizo necesaria la presencia de alguien que pusiera algo de autoridad. En los primeros partidos más o menos serios que se disputaban, ambos equipos acordaban las reglas antes de comenzar (todavía no se había redactado un reglamento oficial) y se cumplían sin mayores problemas.
La aparición del árbitro o referee todavía tardaría en llegar. Como paso previo surgió la figura del capitán (que no tenía nada que ver con los actuales) y que era una especie de «jefe» que ni siquiera jugaba el partido sino que estaba fuera del terreno de juego. En caso de disputa y que los futbolistas no se pusiera de acuerdo, algo muy poco habitual, ambos capitanes charlaban y tomaban una decisión para continuar con el juego.
LOS UMPIRES LLEGAN AL FÚTBOL
En 1850 se crean los umpires que viene de una palabra francesa antigua que significa «hombre en solitario», muy acertado por cierto. Si a los jugadores ya se les presuponía nobleza y caballerosidad, a los umpires, que eran elegidos por ser personas de gran integridad y jerarquía, todavía más. Estos solían colocarse detrás de la portería contraria a su equipo (ya que cada uno llevaba el suyo) y su principal función era llevar el tanteo de goles marcados y decidir si un balón había traspasado o no la línea de gol, algo que no era siempre sencillo ya que era habitual que se acumularan muchos jugadores, unos con la intención de despejar y otros con la de marcar. Una vez más, los umpires casi nunca intervenían en las decisiones del juego ya que era muy extraño que los jugadores no estuvieran de acuerdo en alguna acción.
LA FIGURA DEL ÁRBITRO EN EL FÚTBOL
Por fin, en 1863 nace en Londres la Football Association, se redacta el primer reglamento oficial y poco después, en 1871 ya se usan los primeros árbitros (referees) en la primera competición oficial de la historia, la FA Cup. Se mantienen los umpires todavía detrás de las porterías pero ya se trata de personas neutrales y el árbitro principal observa el juego desde fuera del campo.
Pero ahora viene lo mejor. Resulta que el penalti fue creado e introducido en 1891 y para que fuera señalado… ¡el jugador que lo sufría era el que debía reclamarlo! Cosa que pasaba en muy pocas ocasiones ya que no estaba nada bien visto hacerlo. Piénsenlo por un momento con lo que estamos acostumbrados a ver hoy en día en cualquier partido.
Por supuesto que es totalmente utópico querer alcanzar el nivel de nobleza, caballerosidad o incluso lo que algunos podrían definir como cursilería, pero no estaría mal que cuando enloquecemos con un partido de fútbol o dedicamos toda clase de improperios hacia el árbitro o los jugadores de los equipos rivales echáramos la vista atrás y pensáramos en el auténtico espíritu con el que se inventó este bello deporte.