Última actualización noviembre 9, 2019 por Javier Argudo
Fue uno de los mejores jugadores del Real Betis en la década de los 80 y aunque su salida del club no fue la mejor debido a unas disputas con la directiva verdiblanca, siempre tuvo claro que la lealtad a sus colores estaban por encima de todo.
Gabriel Humberto Calderón llegó al conjunto bético en la temporada 1983-1984. Poco antes había disputado el Mundial de España ’82 con su selección, Argentina. Curiosamente, en su etapa en el fútbol de su país sí jugó en dos equipos de la misma ciudad con una gran rivalidad, Racing Club e Independiente de Avellaneda.
Con 23 años y toda una carrera por delante, este hábil atacante se convirtió en indiscutible en las alineaciones del Real Betis con el que completó grandes actuaciones. Compartió equipo con grandes leyendas del club como Esnaola, Gordillo, Cardeñosa o el propio Poli Rincón con le que formó una dupla atacante magnífica. Entre los dos anotaron 34 goles (17 cada uno) en la temporada 1986-1987 que fue la mejor del argentino con la zamarra verdiblanca.
Fue ahí cuando se rompió la relación entre Calderón y el club. El jugador exigió más dinero para continuar en el equipo y la directiva, presidida por Gerardo Martínez Retamero, no cedió. El futbolista tuvo ofertas del Atlético de Madrid pero prefirió cambiar de aires y fichar por el Paris Saint Germain con el que jugó tres temporadas más.
FIEL A LA VERDIBLANCA
Sin embargo, la noticia saltó cuando el argentino, ya en París, hizo unas declaraciones sobre un intento de fichaje por parte del Sevilla FC. En concreto, el presidente Luis Cuervas, telefoneó personalmente a Calderón en diciembre de 1987 para tratar de traerlo de vuelta a Sevilla casi recién llegado a Francia. Su respuesta hizo que se ganara el corazón de todo el beticismo para siempre: «Estoy muy bien en París, solo regresaría a Sevilla para fichar por el Betis siempre y cuando no estuviera Retamero. No ficharía por el Sevilla ni por todo el oro del mundo».
Calderón colgó las botas después de pasar por clubes como el Sion y Lausanne de la liga suiza y el Caen francés. Disputó dos mundiales (1982 y 1990) y tuvo la oportunidad de regresar al Real Betis, en esta ocasión como entrenador, en la temporada 2013-2014 para tratar de salvar al equipo del descenso a Segunda División, algo que no pudo conseguir.