Última actualización septiembre 13, 2020 por Javier Argudo
La rivalidad entre el Levante y el Valencia ha existido desde hace muchos años. Es cierto que el conjunto granota siempre ha sido considerado como el hermano pobre e indefenso por parte de su rival ciudadano y que ha sido en los últimos años cuando el club de Orriols ha ido equilibrando las fuerzas con la presencia en Primera División y un crecimiento a nivel social y económico que no había tenido nunca.
Sin embargo, el pique entre ambas aficiones viene de lejos y para muestra la historia que os contamos hoy. Corría la temporada 1958-1959 cuando el Levante buscaba su primer ascenso a la máxima categoría del fútbol español por primera vez en su historia. Para ello debía disputar la promoción a doble partido contra la UD Las Palmas pero, para desgracia de los granotas, los canarios salieron victoriosos y el equipo azulgrana se quedaba en Segunda.
Además de la desilusión por no lograr el ansiado ascenso, los aficionados granotas tuvieron que soportar las burlas de sus vecinos. Algunos de ellos decidieron ir más allá y realizaron un acto macabro que pasó a la historia.
Se acercaron en plena noche al antiguo Campo de Vallejo (estadio del Levante) y dejaron un gato muerto debajo de una palmera que había a la entrada del feudo levantinista con el siguiente mensaje: «Cuando el gato suba a la palmera, el Levante estará en primera».
EL PRIMER ASCENSO DEL LEVANTE
El acto fue recibido como una gran ofensa por parte de la parroquia granota pero lejos de acobardarse, los aficionados tomaron aquel gato como un símbolo. Cuatro años después, en la temporada 1962-1963, el Levante logró su primer ascenso a Primera tras derrotar en la promoción al Deportivo de La Coruña.
Por supuesto, los aficionados se apresuraron a colocar un gato (en esta ocasión de cartón) subido a la palmera con otro cartel que decía: «El gato ya ha subido a la palmera y el Levante está en Primera».
Un ejemplo más de la rivalidad entre Levante y Valencia (que sirvió de ‘venganza’) fue cuando la afición granota celebró un entierro simbólico cuando su eterno rival descendió a Segunda División.