Última actualización diciembre 18, 2019 por Javier Argudo
En un artículo anterior hablábamos sobre la vez que Maradona fue aplaudido por el público del Santiago Bernabéu. Hoy vamos a recordar el caso del futbolista del Real Madrid que salió ovacionado del Camp Nou, el estadio del eterno rival merengue.
El 10 de febrero de 1980 llegaba el conjunto blanco a Barcelona para disputar ‘El Clásico’ del fútbol español. En sus filas un joven británico de nombre Laurie Cunningham. El extremo izquierdo había llegado a la capital de España a razón de 195 millones de pesetas (el más caro de la historia del club en ese momento) procedente del West Bromwich Albion en el que había cuajado dos excelentes temporadas.
Formando en la delantera junto a Santillana y Juanito, Cunningham se erigió como la estrella del partido. El futbolista inglés fue el encargado de desarbolar a la zaga azulgrana con un sinfín de fintas, regates y desbordes arrancando desde la banda. Aunque el resultado al descanso seguía siendo de empate a cero, en la segunda parte dos goles de García Hernández y Santillana (después de una excelente jugada del británico) daban una gran victoria al Real Madrid en casa del eterno rival.
CUNNINGHAM APLAUDIDO POR EL CAMP NOU
Aunque no marcó, el público del Camp Nou supo reconocer el gran partido de Cunningham. El futbolista del Real Madrid fue ovacionado por la afición rival, algo muy poco habitual en este tipo de encuentros con tanta rivalidad. Este es un extracto de la crónica de Alfredo Relaño para El País: «El único consuelo para el público barcelonista fue el disfrute del espectáculo que ofrecía Cunningham cada vez que el balón le caía en los pies y sus recortes a las espeluznantes entradas de Zuviría, sus súbitas arrancadas y sus alardes de dominio de balón fueron premiados con ovaciones como si el partido se disputara en el campo del Madrid. El público del Barcelona demostró que sabe ponerse del lado del mejor, aunque el mejor no sea el Barça…”
Esa primera temporada como futbolista del Real Madrid de Cunningham fue buena. Disputó 29 partidos como titular y fue autor de 8 goles. Además, el conjunto madridista consiguió el doblete (Liga y Copa del Rey). Sin embargo, poco a poco su rendimiento fue bajando debido, sobre todo, a las lesiones que no le permitieron mantener el nivel mostrado en su primer año en el equipo.
A partir de ahí comenzó un carrusel de cesiones a equipos de Inglaterra, Francia e incluso de España. El Sporting de Gijón y el Rayo Vallecano (en dos etapas) fueron sus otros equipos en nuestro país. En la temporada 1988-1989 logró el ascenso a Primera División con el equipo de Vallecas. Con la temporada finalizada y en plenas negociaciones para renovar su contrato con el equipo de la franja roja, Cunningham sufrió un trágico accidente de coche que acabó con su vida. Tenía 33 años. Siempre será recordado como el primer futbolista del Real Madrid en ser ovacionado en casa del eterno rival.