Última actualización junio 1, 2020 por Javier Argudo
La historia que os traemos hoy es una historia triste. Muy triste. Trata sobre Agostino di Bartolomei, conocido por los aficionados al fútbol como Ago. El que llegara a ser capitán de la Roma, su equipo desde que era un niño, que decidió quitarse la vida un 30 de mayo de 1994.
Di Bartolomei debutó con el conjunto romano con 18 años y después de una cesión al Cesena, volvió a equipo para hacerse un titular indiscutible y formar parte de la mejor Roma de la historia. El conjunto giallorosso logró ganar dos Copas de Italia y un Scudetto, el segundo de su historia, después de 42 años de haber logrado el primero. Fue en 1983 y gracias a este título liguero que los romanos disputaron la Copa de Europa.
El equipo liderado por Ago fue superando rondas hasta plantarse en la final contra el Liverpool. Casualidades del destino, esa final se iba a disputar en el Olímpico de Roma, nada más y nada menos. Todo parecía preparado para que la fiesta fuera completa. Nada más lejos de la realidad.
‘EL BAILE’ DE GROBELAAR
La Roma hizo un buen encuentro pero el resultado final fue de 1-1 y el campeón se tuvo que decidir en la tanda de penaltis. Nada más trágico. El portero del Liverpool, Grobelaar, se hizo famoso este día por hacerse el borracho en uno de los lanzamientos para despistar al lanzador de la Roma, que erró el tiro. Agostino di Bartolomei sí logró marcar su lanzamiento pero el conjunto inglés se llevó el título al vencer en la tanda por 2-4.
El palo fue muy grande para el capitán de la Roma que esa misma temporada anunció que abandonaba el equipo de toda su vida para fichar por el Milán. Precisamente debutó en San Siro contra su ex equipo y le marcó un gol, que celebró con rabia, algo que no le perdonaron sus antiguos aficionados que lo recibieron con una gran pitada en el partido de vuelta.
Me siento encerrado dentro de un agujero»
Unos años después, decidió colgar las botas. Fue entonces cuando empezaron los problemas de verdad. Después de no lograr seguir vinculado el mundo del fútbol y de fracasar en la creación de una escuela de jóvenes fútbolistas, la mañana del 30 de mayo de 1994 (exactamente 10 años después de perder la final de la Copa de Europa en el Olímpico) decidió pegarse un tiro y acabar con su vida.
«Me siento encerrado dentro de un agujero», decía la nota de despedida que escribió. Sin duda, un final triste y muy trágico de un jugador que nunca pudo superar aquella derrota ni el hecho de llevar una vida apartada del fútbol.