Última actualización febrero 5, 2020 por Javier Argudo
La Copa del Rey es el torneo de los modestos. Al menos así fue durante un tiempo en el que los equipos más humildes de nuestro fútbol aspiraban a derrotar a los grandes ya que las primeras rondas se disputaban a partido único en el campo del conjunto más débil. El CD Toledo fue uno de los que lo consiguió.
El Real Madrid se presentó una fría noche de diciembre del año 2000 en El Salto del Caballo, estadio del CD Toledo, para enfrentarse a conjunto local que por aquel entonces militaba en Segunda División B. El conjunto merengue llegaba después de haberse proclamado campeón de Europa por octava vez en su historia unos meses antes.
Del Bosque, entrenador madridista, dejó fuera de la convocatoria a varias de sus estrellas y dio la oportunidad a otros jugadores menos habituales, aún así, la alineación del Real Madrid esa noche contaba con jugadores de mucha calidad como no podía ser de otra forma. Jugaron de inicio: César Sánchez; Celades, Hierro, Iván Campo, Sanchís, Corrales, Flávio Conceiçao, Rivera, Solari; Sávio y Morientes.
Sin embargo esa iba a ser la noche de los pupilos entrenados por José Ramón Corchado. El técnico local salió con De la Fuente, Israel Villarreal, Ferrer, Cidoncha, Magano, Golo, Carpintero, Muñoz, Gómez, Quini e Israel. Una alineación para la historia.
EL TOLEDO ELIMINA AL REAL MADRID
El partido se puso de cara muy pronto para los manchegos con dos goles de Israel en el minuto 5 y Cidoncha en el 14. Los 6.000 espectadores que llenaban las gradas no se lo podía creer. Sin embargo, Savio logró acortar distancias en el 20 de partido y con tanto tiempo por delante lo normal era que el Real Madrid lograra la remontada, pero no fue así.
Por primera vez el conjunto blanco (que aquel día vestía de negro) fue eliminado por un equipo de Segunda B. Al finalizar el encuentro los futbolistas del Toledo se abrazaban y festejaban la gesta, mientras, los madridistas no se podían creer la humillación que acababan de sufrir. La anécdota la puso el madridista Flávio Conceiçao, que trató de consolar a sus compañeros diciéndoles que aún faltaba el partido de vuelta para remontar. Muestra clara de la concentración y falta de respeto con la que algunos afrontaron el partido.