Última actualización agosto 2, 2020 por Javier Argudo
El estadio de Mestalla es el temblo del valencianismo. Fue inaugurado el 20 de mayo de 1923 por lo que es uno de los estadios más antiguos de España. A lo largo de la historia se han vivido multitud de anécdotas en el feudo valencianista. Hoy vamos a hablar sobre una curiosidad que quizás muchos aficionados del Valencia no conocen: ¿por qué las butacas de los dos fondos fueron durante muchos años de color verde?
El Camp de Mestalla, que durante muchos años fue conocido como Luis Casanova, ha sufrido grandes cambios a lo largo de sus muchos años de vida. Han sido varias las remodelaciones y ampliaciones que se han ido llevando a cabo, como se explica muy bien en este artículo.
Como decimos, durante los años 1969 y 1994, la casa de los valencianistas pasó a llamarse Luis Casanova en honor a uno de los grandes presidentes que ha tenido la entidad. Precisamente durante esa etapa llegó al club uno de los mejores jugadores de su historia, el argentino Mario Alberto Kempes, que tendrá un papel fundamental en las butacas de color verde como explicaremos a continuación.
LA ETAPA DE KEMPES EN EL VALENCIA
Con ‘El Matador’ en sus filas, el Valencia consigue importantes títulos como la Copa del Rey de 1979 ganada al Real Madrid en el Vicente Calderón con dos goles de Kempes, la Recopa lograda en la tanda de penaltis contra el Arsenal y la Supercopa de Europa contra el Nottingham Forest, ambas en 1980.
Pero volviendo al tema que nos incumbe en este artículo. Los más veteranos y fieles a Mestalla durante los 80 y 90 recordarán que en los fondos del estadio, detrás de ambas porterías, las butacas eran de color verde. Esto, lejos de lo que pudiera pensar alguno, no era fruto de la casualidad. Además, llamaba bastante la atención ya que el resto del campo tenía los asientos de color blanco.
Al parecer, el objetivo no era otro que delimitar visualmente la portería. De alguna manera, se buscaba que fuera mucho más sencillo hacer puntería ya que con una red blanca, postes blancos y butacas del mismo color era mucho más complicado. Según se cuenta, fue el propio Kempes el que dio la idea y, como es lógico ya que no lo decía cualquiera, se tuvo en cuenta y se llevó a cabo.
Precisamente en el partido que enfrentó al Valencia y al PSV y que sirvió de despedida y homenaje al ídolo argentino, se puede apreciar perfectamente este hecho. Como anécdota decir que por aquel entonces jugaba en el conjunto holandés un joven brasileño llamado Romario, que sonaba con fuerza como posible refuerzo para el Valencia y que acabó jugando en el estadio de Mestalla, eso sí, previo paso por el FC Barcelona.