Última actualización octubre 12, 2019 por Javier Argudo
El fútbol nos ofrece un sinfín de anécdotas y de cosas curiosas a lo largo de su historia. Hoy recordaremos una de ellas ocurrida a Molina, uno de los mejores porteros que ha dado el fútbol español que, curiosamente, debutó en la selección española actuando como extremo izquierdo en vez de bajo los palos.
Ocurrió el 25 de abril de 1996. España jugaba un amistoso contra Noruega en Oslo preparatorio de la Eurocopa 1996 que estaba a la vuelta de la esquina. El partido trascurría con normalidad en su segunda parte cuando Juanma López sufría una lesión. El equipo había realizado 4 cambios (al tratarse de un amistoso se habían pactado 6), sin embargo, no quedaban jugadores de campo en el banquillo. El único disponible era el portero suplente, José Francisco Molina.
Javier Clemente, seleccionador español en aquella época, no lo dudó. Antes que jugar con 10 jugadores lo que quedaba de encuentro, daría entrada a Molina. Al principio, el portero no se lo creía, pero pronto no dudó en vestirse de corto y aceptar el reto. Como dato curioso decir que el guardameta español tuvo que colocarse la camiseta con el dorsal número 18 y cambiarlo por el número 13 con un poco de esparadrapo. Todo muy español.
MOLINA A PUNTO DE MARCAR
El improvisado extremo izquierdo no sólo no desentonó en su posición de extremo izquierdo sino que estuvo a punto de marcar un gol que habría significado la victoria para su equipo. Sin duda, una anécdota inolvidable de la que se hicieron eco los principales diarios deportivos al día siguiente.
El portero valenciano, que destacaba por su buen juego de pies y por actuar bastante adelantado, prácticamente como libero, finalmente disputó 9 partidos como internacional absoluto, pero lo que está claro es que jamás olvidará su debut por lo especial que fue.