Última actualización octubre 13, 2019 por Javier Argudo
El 6 de febrero de 1958 aconteció una de las mayores tragedias para el fútbol europeo. La conocida como tragedia de Munich, que sacudió al Manchester United, supuso un antes y un después en la historia de uno de los clubes más grandes de toda Inglaterra.
El Manchester United, que venía procedente de Belgrado, tras haber eliminado al Estrella Roja– empatando a tres en el campo del campeón yugoslavo- hizo escala en Munich, para proseguir su viaje a Inglaterra. Las condiciones climatológicas eran malas, de hecho, desde el aeropuerto alemán, llegó a anunciarse la supresión de todos los vuelos. El propio Duncan Edwards, la gran figura del equipo en ese momento y de la selección inglesa, llegó a enviar un telegrama a su familia: “Todos los vuelos cancelados. Stop. Volamos mañana. Stop”.
No fue así, finalmente la torre de control, tras petición expresa del Comandante del Airspeed Ambassador, de Britsh European Airways, concedió la oportuna autorización para que el vuelo despegara. El avión lo intentó dos veces sin éxito, había un fortísimo viento y caía aguanieve. En el tercer intento no llegó ni a elevarse, a gran velocidad atravesó la pista de aterrizaje, derribó la valla que delimitaba el aeropuerto, saliendo de éste, para finalmente estellarse contra una casa. De las 44 personas, entre tripulación y pasajeros, que viajaban, falllecieron 23, entre ellos 8 futbolistas del que pudo haber sido mejor Manchester United de la historia.
Los jugadores Geoff Bent, Roger Byrne, Eddie Colman, Mark Jones, David Pegg, Tommy Taylor y Liam Whelan fallecieron en el propio accidente. La gran estrella del equipo, Duncan Edwards moriría, en un hospital de Munich, quince días más tarde. También perdieron la vida en el trágico accidente, el asistente del entrenador, Tom Curry, el director deportivo, Bert Whalley y el secretario de la entidad, Walter Crickmer. El Manchester United que había creado el entrenador escocés Matt Busby, desaparecía de forma trágica.
Aquel equipo había vencido la Liga 1951-52, tras cuarenta y un años de “sequía”, con muchos jugadores de cantera, con la media de edad más joven de la liga (apenas 21 años) y un futuro prometedor creado a base de mimar los equipos base y hacer fichajes, pocos, pero de calidad contrastada, como el del internacional irlandés Liam Whelan, otra de las estrellas de aquel equipo, o el que había sido nombrado “Jugador del Año” la temporada anterior, Jackie Blanchflower, procedente del Tottenham Hotspur.
LOS ‘BUSBY BABES’
Conocidos como los “Busby babes”, por la juventud de su plantilla, fue el primer equipo inglés en disputar la Copa de Europa y junto con Milan y Real Madrid, era un serio candidato a conseguir la del año 1957-58. Su camino europeo no fue sencillo, la participación del Manchester United fue una apuesta personal del propio Busby, al lograr convencer a los dirigentes de la F.A. de que sus clubes no podían mantenerse al margen de ningún torneo prestigioso, a pesar de la negativa inicial de la Federación inglesa, que consideraba que los compromisos internacionales restarían interés a las competiciones domésticas.
En la temporada anterior, el Manchester United llegó a semifinales tras caer ante el Real Madrid de Di Stéfano, y ese año Busby consideraba que había llegado el momento de poner a un club inglés en lo más alto del escalafón europeo. Para ello contaba con un equipo de lujo, junto a los citados Duncan Edwards (el jugador más joven en debutar con la selección inglesa hasta la llegada, treinta y tres años más tarde, de Michael Owen) y Liam Whelan, comenzaba a destacar un joven centrocampista llamado Bobby Charlton, que, con el tiempo, se convertía en el mejor jugador inglés de la historia y capitán de la selección que ganó el Mundial de 1966.
Como en todas las tragedias de esta magnitud, siempre hay casualidades y destino juega a favor de unos y en contra de otros. A última hora fue baja Jimmy Murphy, citado por Gales para disputar un encuentro contra Israel, pese a que el Manchester United había solicitado a la Federación Galesa de Fútbol que prescindiera del futbolista y le permitiría viajar a Belgrado, tras un sí verbal, llegó el no inesperado, oficial y definitivo, y el mismo día del viaje fue citado para sustituirle Geoff Bent, uno de los jóvenes futbolistas que moriría en el accidente.
Tras el accidente, toda Inglaterra se volcó con el club, aunque la F.A. les concedió tan solo dos semanas de margen para rehacer el equipo, vinieron jugadores cedidos de distintos clubes ingleses (además de los ocho fallecidos, Jackie Blanchflower y Johnny Berry se vieron obligados a dejar la práctica del fútbol, por la gravedad de las lesiones padecidas).
Y el balón siguió rodando. Con un equipo prácticamente nuevo, el Manchester United se midió al Milan en semifinales de la Copa de Europa. Los ingleses consiguieron vencer a los italianos en Old Trafford por 2 a 1, pero acabaron cayendo eliminados en Italia al ser derrotados sin paliativos por un rotundo 4 a 0.
MANCHESTER UNITED FINALISTA DE LA FA CUP
En la competición doméstica, el reconstruido Manchester, logró el pase a la final de la FA Cup, al derrotar en el partido de desempate, al West Bronwich Albion por 1 a 0. Fue un 5 de marzo de 1958, un día antes de cumplirse el primer mes del trágico suceso. El rival sería otro equipo de Manchester, en este caso de las afueras, el Bolton, un club que no conseguía un título desde 1929 y veía ahí una oportunidad que no podía dejar escapar.
Toda Inglaterra, sensibilizada con el Manchester United por las dramáticas circunstancias vividas, apoyaba a los “Busby babes”, hoy conocidos como “diablos rojos”. Y las presiones para mediatizar al Bolton eran tremendas, como algunos de sus ex jugadores confesaron años más tarde. Al United lo apoyaban hasta sus más enconados rivales del City o del Liverpool. Se trataba del Bolton Wanderers contra el resto de Inglaterra, no había más.
La figura del equipo blanco era Nat Lofthouse, uno de esos “one club man”, que jugó en el Bolton desde los catorce años (en el equipo “reserva”) hasta su retirada a los treinta y cinco, habiendo rechazado numerosas ofertas de equipos más importantes, entre ellas del propio United, para seguir en el club de toda su vida. Un tipo honrado que llegó a jugar con la selección inglesa en 33 ocasiones, logrando, nada más y nada menos que 30 tantos. Sigue siendo el máximo goleador en la historia del Bolton y una leyenda para sus aficionados (su estatua está presente en los alrededores del Macron Stadium).
Y fue en esa final de 1958, en la que toda Inglaterra estaba con el Manchester United, cuando Lofthouse logró el gol que le daría el único título de su carrera profesional. Un fortísimo disparo desde lejos batió al guardameta Gregg y convirtió al Bolton en campeón de Copa. Inglaterra lloró por la derrota los “Busby babes” y durante un tiempo, algunos aficionados, no perdonaron el gol de Lofthouse, reprochándoselo injustamente en muchos de los desplazamientos que los blancos del Bolton realizaban. Un título agridulce que cerró el año más dramático para el fútbol inglés, el de 1958.