Última actualización marzo 31, 2019 por Javier Argudo
Brasil llegaba al Mundial de Argentina en 1978 como una de las favoritas. La ‘canarinha’ se había proclamado campeona del Mundo en 1958, 1962 y 1970 y presentaba un equipo lleno de estrellas, como suele ser habitual. Sin embargo, desde el inicio del campeonato, tuvo que superar distintos obstáculos más allá de lo meramente deportivo.
Antes que nada conviene comentar de forma breve el contexto en el que se disputó este campeonato del mundo. El país anfitrión, Argentina, estaba sumido en una de las más terribles dictaduras militares de su historia bajo el mandato de Jorge Videla. Para el régimen era conveniente dar una imagen de normalidad y progreso (al tiempo que se seguían practicando torturas y haciendo desaparecer a miles de personas) por lo que era importante que la albiceleste tuviera un papel destacado en el torneo, como así fue.
Uno de los grandes rivales de Argentina en la lucha por ser campeón era, como es lógico, Brasil. Ya en el primer partido los brasileños sufrieron un arbitraje más que riguroso contra Suecia. En el minuto 90 con empate a uno en el marcador, Dirceu lanzó un córner que fue rematado a la red por Zico. El árbitro señaló el final del partido para asombro de todos los jugadores (brasileños y suecos) no dando validez al tanto ya que según él, el tiempo se había cumplido mientras el balón iba por el aire.
A pesar de ese empate y del siguiente contra España (con el famoso error de Cardeñosa), Brasil consiguió clasificarse para la segunda liguilla (por aquel entonces el sistema de competición era distinto al actual) gracias a su victoria contra Austria.
BRASIL Y ARGENTINA POR UN PUESTO EN LA FINAL
En esta segunda fase del campeonato la igualdad entre Brasil y Argentina hizo que el finalista se tuviera que decidir en la última jornada en la que los brasileños jugaban contra Polonia y los argentinos contra Perú. Para empezar, los partidos tuvieron un horario distinto que provocó que la albiceleste disputara su encuentro contra los peruanos conociendo el resultado en el otro partido (3-1 para Brasil).
De esta forma, Argentina jugó su encuentro sabiendo que necesitaba una victoria por 4 goles o más. El resultado final fue de 6-0 en un partido que estuvo envuelto en todo tipo de sospechas como ya explicamos en este otro artículo. La albiceleste salió campeona, ganando de forma justa a Holanda en la final, pero aquel Mundial de Argentina siempre nos dejará un sabor agridulce a los amantes del fútbol.