El Racing Club de Madrid, primera víctima del fútbol negocio

El Racing Club de Madrid, primera víctima del fútbol negocio
Formación del Racing Club de Madrid en su último partido disputado en Nueva York en 1931.

El fútbol hace muchos años que se ha convertido en negocio. Los clubes tratan de sacar el mayor rendimiento económico con la venta de productos, ingresos televisivos y giras alrededor del mundo. Como veremos, esto no es nuevo y ya en los años 30 el Racing Club de Madrid fue un ejemplo de como el fútbol negocio puede acabar con un club.

La profesionalización del fútbol español, nacida a finales de los años veinte y generalizada entre los principales equipos ya en 1928, trajo consigo tremendos problemas económicos para muchos de ellos. Conjuntos como el Sporting de Gijón o el Celta de Vigo se vieron sumidos en importantes crisis que solventaron como pudieron, en el caso del primero con la gestión del G.A.S. (Grupo de Auxilio al Sporting, formado de personas de cierta capacidad económica que donaron dinero al club).

En la capital de España la crisis afectó fundamentalmente a dos de los tres “grandes”: al Atlético de Madrid (por entonces, Athletic Club de Madrid) y al Racing Club de Madrid, que se debatían entre la desaparición y o el continuar asumiendo los riesgos económicos del “nuevo orden futbolístico”. En el Atleti, se buscaron distintos modelos para lograr la supervivencia del club tras el descenso a Segunda, uno de ellos similar al G.A.S. del Sporting, proponiendo en marzo de 1928, que los socios que lo desearan compraran participaciones en el club por importe de 100 pesetas. No dio resultado y solo la intervención de la Federación Centro y la llegada a la presidencia de Rafael González Iglesias en 1931, con la aportación de savia nueva y también de una imprescindible inyección de capital, logró que el club continuara vivo.

RACING CLUB Y REAL MADRID

No sucedió lo mismo con el tercer club profesional de la capital, el Racing Club de Madrid, que durante un tiempo fue el máximo rival del Real Madrid, por delante incluso de los colchoneros. Con la creación de la Liga española en la temporada 1928-1929, el club rojinegro fue englobado en el grupo A de la Segunda División. El club del barrio de Chamberí (aunque su nuevo y último campo estaba ubicado en Vallecas) hizo una apuesta a todo o nada. Solo la Primera División era rentable por lo que la supervivencia pasaba por el ascenso y, para ello, se incorporó a jugadores de renombre.

Racing Club entrada
Entrada del partido que enfrenó al Racing Club contra el Elche en 1926 (Elche.me / Mari Carmen Maciá Brotóns)

Se fichó a los canarios Padrón y Oramas, a Escobal y Félix, ambos procedentes del Real Madrid y al delantero vasco Poli. Al mando del equipo estaría el prestigioso entrenador Paco Bru, primer seleccionador español y que había cosechado la exitosa medalla de plata en las Olimpiadas de Amberes de 1920. Pero en el fútbol los nombres no ganan partidos por sí solos y el Racing Club de Madrid acabó, décimo y colista del grupo A, ganando seis encuentros, empatando uno y perdiendo once.

La temporada siguiente hubo una reestructuración de las categorías del fútbol español y el Racing pasaría a la Tercera División, categoría profesional de ámbito nacional y no territorial, por lo que suponía aumentar, aún más, la ruina económica en la que el club de Chamberí estaba sumido. Como muchos equipos, mantuvo su estructura profesional, pero renunció a jugar en la tercera de las categorías del fútbol español, haciéndolo en regional. Además, se embarcó, en 1930, en la construcción de un nuevo estadio en un barrio ajeno al de su masa social, El Puente de Vallecas.

LA GIRA AMERICANA

En 1931 la deuda del equipo superaba las 800.000 pesetas y la solución para encontrar la oportuna viabilidad parecía más que complicada. Para ello, a los directivos del club, se les ocurrió realizar una gira americana para “hacer caja”, pactando llevarse un porcentaje del dinero recaudado en cada uno de los encuentros que disputaría. El conjunto de Chamberí se vería reforzado, además, por jugadores de renombre; como la gran estrella recién fichada por el club rojinegro, el portero internacional húngaro Platko, además de la cesión de un jugador de la Real Sociedad, Cholín, y otra aportación del Real Madrid (que se uniría a la gira en México sin permiso del club merengue), Gaspar Rubio.

La gira fue organizada por el propio Paco Bru y llevó al equipo madrileño por Perú, Cuba, México y Estados Unidos. Nada resultó como había sido previsto. En Perú se disputaron cuatro encuentros, ganando tres y perdiendo uno, pero con mucho menos público del esperado en todos los partidos celebrados. En Cuba fueron recibidos con hostilidad por el público de los equipos rivales a los que se enfrentaron, siendo además engañados por uno de los clubes que no les pagó nada de lo que tenían convenido en el contrato y suspendiéndose el último partido de los tres que tenían pactado. En México fue aún peor. Los jugadores, al no haber cobrado lo pactado en Cuba, apenas tenían para sobrevivir y solicitaron ayuda a la Federación Española de Fútbol para ser repatriados. Como respuesta recibieron un “no”.

Además, en los encuentros celebrados se produjo una auténtica “caza al español”, siendo especialmente violento el encuentro disputado contra el Atlante, donde el público, viendo como perdía su equipo saltó al campo para agredir a los jugadores españoles, resultando herido de gravedad, de una pedrada en la cabeza, el jugador del equipo madridista Gaspar Rubio, que tuvo que ser hospitalizado. La incomprensible tardanza en intervenir de la policía empeoró la situación para los españoles que acabaron, en su totalidad, agredidos de forma incomprensible, por una multitud encolerizada por la derrota de su equipo (en ese momento los mexicanos perdían por 1 a 3), en un encuentro en el que, en lo puramente deportivo, no había habido una sola falta fuera de lo normal, ni acción violenta alguna.

REGRESO A ESPAÑA Y DESAPARICIÓN

Por si fuera poco, el club mexicano, se desentendió por completo del pago acordado y los madrileños se desplazaron a los Estados Unidos, una vez más, escaldados y estafados. Allí, en Nueva York, y abandonados por su directiva, sin haber logrado el objetivo de recaudar dinero, disputaron su último encuentro, organizado por Juan López, un emigrante de origen español, de dudosa reputación y que murió asesinado, cuando aún el conjunto madrileño se encontraba en la ciudad, tras haber disputado su último encuentro en la ciudad norteamericana. Los jugadores habían quedado a su suerte, abandonados y pidieron ayuda a la Federación Centro, que, tomando conciencia de la situación, envió los pasajes para la vuelta de los expedicionarios en el trasatlántico Buenos Aires, saliendo de la ciudad neoyorkina el 11 de noviembre de 1931 y llegando a España dos semanas más tarde. Antes, algunos futbolistas habían podido regresar solicitando ayuda a sus propias familias: Morena, Valderrama y Félix.

La Federación Centro, lógicamente, reclamó, posteriormente, el dinero invertido en los billetes de vuelta al equipo de Chamberí, multando además al club por la desorganizada y fallida gira. No pudo hacerse cargo de tales deudas y ese mismo 1931 desapareció el Racing Club de Madrid, después de diecisiete años de historia (fue fundado en 1914) y dos títulos de campeones de la Región Centro.

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