Última actualización enero 6, 2020 por Javier Argudo
Fue, sin duda, uno de los golpes más duros para un equipo anfitrión en la historia del fútbol. Desde entonces, la mejor selección de todos los tiempos decidió incluso cambiar el color de su camiseta al considerar que estaba maldita. Obviamente, el ‘Maracanazo’ marcó un antes y un después para todo un país.
Aquella cita estaba marcada en el calendario de todos los aficionados brasileños que viven el fútbol con una pasión y un fervor únicos en todo el mundo. El combinado dirigido por el seleccionador Flavio Costa era el gran favorito en las casas de apuestas para llevarse el título de campeón en aquel Mundial. Después de 14 años sin celebrarse este torneo debido a la II Guerra Mundial, aún había más ganas de fútbol.
MARACANÁ
Brasil contaba con un impresionante nuevo estadio con capacidad para más de 200.000 espectadores. Maracaná impresionaba sólo con verlo y sería, lógicamente, el elegido para albergar la gran final. El camino de los anfitriones hacia el título parecía hecho a medida ya que selecciones como Argentina renunciaron a acudir a la cita, otros como Alemania o Hungría en plena posguerra tampoco estuvieron. Italia, que sí participó, estaba muy mermada después de la tragedia aérea de Superga en la que habían fallecido 18 futbolistas del gran Torino que formaba la columna vertebral de la selección.
Una de las pocas selecciones que sembraba algo de temor era Inglaterra. Los inventores del fútbol por fin se dignaron a participar en un Mundial (no lo hicieron antes al considerar que eran superiores al resto de selecciones). Sin embargo, fueron superados por toda una cenicienta como Estados Unidos, un equipo plagado de futbolistas amateurs.
Con este panorama, Brasil y Uruguay afrontaron el último partido en Maracaná. Los locales serían campeones en caso de victoria pero también les servía el empate. Los uruguayos, por tanto, estaban obligados a vencer para levantar la Copa. Una tarea harto complicada teniendo en cuenta el ambiente y el hecho de que todo parecía preparado para que el título se quedara en casa.
Lo ocurrido aquel 16 de julio de 1950 forma parte de la historia. Brasil, que logró adelantarse en el marcador, acabó perdiendo contra todo pronóstico contra la selección uruguaya. Los goles de Juan Alberto Schiaffinio y Alcides Ghiggia sirvieron para remontar el tanto inicial del brasileño Friaça. El Maracanazo era un hecho.
Desde entonces la camiseta blanca de Brasil fue tachada de maldita y el combinado pasó a utilizar la mítica ‘canarinha’ o ‘verdeamarela’ que tantos éxitos ha traído a la selección más exitosa de la historia (5 Mundiales ganados).
LA CAMISETA MALDITA DEL MANCHESTER UNITED
El caso de Brasil no es el único en la historia del fútbol. Los futbolistas del Manchester United se rebelaron en el año 1996 contra su segunda equipación de color gris. Los ‘Red Devils’ marchaban líderes de la Premier League pero cada vez que utilizaban la camiseta alternativa eran derrotados. En el descanso de un partido que perdían por 3-0 se negaron a regresar al terreno de juego con esta camiseta. Lograron evitar que les cayeran más goles, el resultado final fue de 3-1.
Finalmente, esa temporada 1995-1996, el Manchester United (ya sin su camiseta gafe de color gris) fue capaz de ganar la Premier League y también la FA Cup. Eso sí, los dirigentes del club tuvieron que lidiar con la marca deportiva que vestía al equipo y con los aficionados que habían adquirido dicha camiseta al precio de 60 libras de la época.
MÓNACO 8 DEPORTIVO 3
El del Manchester United no es un caso aislado. En la temporada 2002-2003 el Deportivo de la Coruña contaba con un auténtico equipazo que disputaba ni más ni menos que la Champions League. Los gallegos estrenaron una camiseta especial para la ocasión donde el naranja era el color predominante. La experiencia no pudo ser peor. El equipo dirigido por Jabo Irureta perdió en Mónaco por un humillante 8-3 en el que es uno de los resultados más abultados de la historia de la competición.
Como es lógico, aquella camiseta dejó de usarse para siempre. Al Dépor le fue muy bien sin ella ya que alcanzó las semifinales (cayó eliminado contra el Oporto de Mourinho que sería el campeón).
Estos casos demuestran que el mundo del fútbol está lleno de supersticiones tanto en lo que refiere a los futbolistas como a entrenadores o dirigentes. Sin ir más lejos, Luis Aragonés siempre reconoció su fobia al color amarillo ya que consideraba que traía muy mala suerte. Precisamente en su etapa como seleccionador de España manifestó en más de una ocasión que no le hacía ninguna gracia una camiseta de este color que el combinado nacional presentó para la Eurocopa de 2008 en la que, curiosamente, los españoles fueron campeones.