Última actualización marzo 20, 2019 por Javier Argudo
Hoy vamos a contar una historia que tiene como protagonista al Racing de Santander, en concreto el apodo que recibió durante muchos años su estadio, El Sardinero.
Quizás muchos no lo sepan pero el Real Racing Club de Santander estuvo muy cerca de proclamarse campeón de Liga. De hecho, el club cántabro finalizó segundo en la temporada 1930-1931 con los mismos puntos que el Athletic Club de Bilbao que fue el campeón por tener mejor diferencia de goles a favor y en contra.
Eran los primeros años del recién creado campeonato nacional de Liga y el Racing era uno de los equipos más poderosos del fútbol español. No en vano, había sido uno de los clubes fundadores del torneo apenas dos años antes junto a otros 9 equipos (Athletic Club de Bilbao, Barcelona, Real Madrid, Real Sociedad, Arenas de Getxo, Atlético de Madrid, Espanyol, Europa y Real Unión de Irún).
Aunque en la primera temporada 1928-1929, el equipo de Santander finalizó como último clasificado, logró la permanencia después de una eliminatoria con el Sevilla FC que había sido el campeón en Segunda División. A partir de ahí, el potencial del Racing fue en aumento hasta la mencionada 1930-1931 en la que rozó la gloria.
EL SARDINERO UN FORTÍN
Uno de los puntos fuertes por los que se caracterizó el equipo por aquel entonces dirigido por el britático Robert Edwin Firth fue por mostrarse casi invencible en su estadio. El Campo de Sports de El Sardinero se convirtió en un fortín en el que todos los equipos acababan sucumbiendo. De los 9 partidos disputados como local, el Racing ganó 7 y con una gran diferencia de goles en su gran mayoría.
Esta tradición continuó la siguiente temporada donde los racinguistas no perdieron ningún partido en casa y lograron un meritorio cuarto puesto en la Liga. Fue entonces cuando El Sardinero fue rebautizado con el nombre de ‘El Huerto del francés‘.
El origen de este nuevo apelativo hay que buscarlo en la población de Peñaflor (Sevilla) donde unos años antes (allá por 1906) tuvieron lugar una serie de crímenes y asesinatos en casa de un hombre llamado Juan Aldije, alias El francés. Por lo visto este individuo con ayuda de un compañero llevó a cabo varios robos y asesinatos de varias personas que visitaron su casa enterrando sus cuerpos en su huerto.
De alguna manera, aquel Racing de Santander se encargaba de «enterrar» a todos los equipos que visitaban su casa y de ahí se fue forjando el nombre no oficial de su estadio. Un tanto macabro pero no por ello menos cierto.