Última actualización marzo 12, 2024 por colgadosporelfutbol
El fútbol está repleto de anécdotas de lo más curiosas. La que os contamos hoy ocurrió hace ya unos cuantos años y aunque ahora se recuerda con cierto humor pudo acabar en tragedia por una serie de casualidades que pusieron en serio peligro la vida de protagonista de la historia: Marcelo Bielsa. Y es que el Loco Bielsa tiene multitud de peculiaridades.
El técnico dirigió a la selección argentina desde que asumió el cargo en 1998 hasta 2006. Durante gran parte de este periodo «El Loco» estuvo prácticamente obsesionado con su trabajo hasta el punto de trasladó su residencia a las instalaciones de la AFA ubicadas en Ezeiza. Allí, el técnico pasaba las horas estudiando y analizando todo tipo de tácticas para llevar a cabo con sus jugadores.
El nivel de obsesión del seleccionador llegaba hasta tal punto que incluso cuando salía a correr a altas horas de la madrugada lo hacía con un discman de la época en el que escuchaba charlas tácticas a través de sus auriculares. Esto le pudo costar la vida.
Una noche Bielsa salió a correr más tarde de lo habitual acompañado de su discman y sus auriculares. En un momento determinado la policía que vigilaba el recinto y la concentración de Argentina le echó el alto ya que no se distinguía muy bien quien era. Para colmo, aquel «individuo» iba corriendo y hacía caso omiso al alto policial por lo que los agentes se vieron obligados a encañonarlo. Por suerte, el técnico vio reflejados varios punteros láser de color rojo sobre su cuerpo por lo que reaccionó escondiéndose detrás de un árbol al tiempo que gritaba: «Soy Marcelo Bielsa, no disparen».
Marcelo Bielsa y el Mundial de Corea y Japón
La cosa quedó en una simple anécdota pero estuvo cerca de acabar en tragedia. Bielsa pudo seguir entrenando a la abiceleste a la que dirigió en el Mundial de 2002. Fue nombrado mejor seleccionador del mundo en el año 2001 después de una fase de clasificación en la que Argentina logró los mejores números de su historia aunque acabó fracasando en la fase final en aquel torneo que tuvo lugar en Corea y Japón ya que su equipo no pasó de la liguilla.
Dos años después alcanzó la final de la Copa América pero cayó en la tanda de penaltis contra Brasil aunque ese mismo año fue capaz de lograr la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Para sorpresa de todos, después de clasificar a la selección para el Mundial de 2006 que se iba a celebrar en Alemania, dimitió de su cargo por motivos personales.