Última actualización junio 21, 2020 por Javier Argudo
A algunos nos pilló ya mozos y la verdad es que lo recordamos como si fuera ayer. España, que había viajado a la Euro 2000 que se celebraba en Bélgica y Países Bajos, estaba eliminada en el minuto 95 de juego contra Yugoslavia. Era el último partido de la liguilla y el fracaso, si el partido acababa así, era mayúsculo. Fue entonces cuando llegó el gol de Alfonso.
El balón llegó a Guardiola que se hizo un pequeño lío en el centro del campo y lanzó un pelotazo a la desesperada al área rival. Allí, Urzáiz se la dejó de cara con la cabeza al que se convertiría en el gran protagonista del partido, Alfonso, que cargó la pierna izquierda y con su bota blanca marcaba uno de los goles que más fuerte han gritado los aficionados españoles.
El combinado español, dirigido por José Antonio Camacho, pasó de estar fuera de la Eurocopa a las primera de cambio, a terminar en primera posición de su grupo.
El partido fue de esos que hacen afición. La poderosa Yugoslavia con Mijatovic, Milosevic, Djukic, Jugovic, Stankovic... tenía el partido ganado con un 3-2 a favor en el descuento. Sin embargo, un penalti anotado por Mendieta y el ya comentado gol de Alfonso en el 95 hicieron que los españoles se metieran en cuartos como líderes de grupo y los yugoslavos tuvieron que conformarse con el segundo puesto.
LA MALDICIÓN DE LOS CUARTOS DE FINAL
Ambas selecciones, a pesar del sufrimiento de ese día, cayeron en cuartos de final. Los españoles contra Francia, que venía de ganar su mundial en el 98 y acabaría siendo también campeona de esa Eurocopa en 2000. Por su parte, Yugoslavia caería de forma estrepitosa contra Holanda, una de las anfitrionas, por un contundente 6-1.
De todas formas, nadie nos quitará la alegría vivida ese 21 de junio de 2000 cuando Alfonso voleó aquel balón al fondo de la red.