Última actualización septiembre 6, 2022 por colgadosporelfutbol
Hoy os traemos una de las historias más rocambolescas de la historia de los Mundiales. Viajamos al Mundial de España ’82 a un partido que disputaron en el Nuevo José Zorrilla de Valladolid la selección de Kuwait contra Francia del Grupo 4, correspondiente a la segunda jornada de la primera fase.
Una selección exótica en el Mundial de España 1982
Kuwait había logrado un más que meritorio empate en el primer partido del torneo contra Checoslovaquia mientras que Francia había caído contra Inglaterra por lo que este partido era de vital importancia para ambos. El encuentro transcurría con normalidad con un marcador favorable a los franceses por 3-1 cuando Platini dio un buen pase para el delantero Giresse y este hacía el 4-1 que prácticamente sentenciaba la contienda.
Sin embargo, los jugadores de Kuwait protestaron al árbitro ya que decían que se había escuchado un silbato poco antes del gol y por ese motivo se habían quedado parados. El árbitro no tuvo en cuenta las protestas y el gol subió al marcador. Fue entonces cuando desde la tribuna del estadio el hermano del Emir de Kuwait, Fahad Al-Ahmed Al-Jaber Al-Sabah, comenzó a hacer gestos pidiendo a sus jugadores que abandonaran el terreno de juego.
El jeque de Kuwait bajó al césped
Después de unos instantes de dudas, el jeque se decidió a bajar al terreno de juego ante la permisividad de la Guardia Civil española y la sorpresa de todos los presentes. No se supo lo que pudo decirle al colegiado del encuentro, el soviético Miroslav Stupar, pero el caso es que el árbitro anuló el tanto ante la indignación francesa. El seleccionador galo, Michel Hidalgo, no pudo contener su enfado y fue expulsado y el partido se reanudó con un bote neutral.
Por suerte, el resultado final fue de 4-1 ya que Francia logró anotar un nuevo tanto y esta decisión no tuvo demasiada repercusión en la clasificación pero lo que está claro es que fue una de las anécdotas más curiosas en la historia de los Mundiales. Por supuesto, el colegiado fue sancionado de por vida después de aquella decisión. Por su parte, Fahad Al-Ahmed Al-Jaber Al-Sabah falleció en 1990 defendiendo el palacio real en la invasión de Irak durante la guerra del Golfo.