Última actualización octubre 15, 2019 por Javier Argudo
El Estadio del Levante UD fue inaugurado el 9 de septiembre de 1969 en un partido amistoso que disputaron el conjunto granota (por aquel entonces en Tercera División) y el Valencia CF que finalizó con victoria visitante por 0-3. Su primer nombre fue Antonio Román, nombre del presidente del club en aquel momento pero poco después, concretamente en 1972, pasó a denominarse Nou Estadi y desde 1999 Ciutat de València.
En la actualidad cuenta con un aspecto envidiable después de varias reformas que se han llevado a cabo en los últimos años y poco tiene que ver con el que lucía décadas atrás. En su momento, fue la envidia de toda España más aún teniendo en cuenta que contaba con una capacidad de 30.000 espectadores y era para un equipo que militaba en Tercera División.
DE VALLEJO AL NUEVO ESTADIO DEL LEVANTE
En un principio el abandono de Vallejo, antigua casa del Levante, situado en pleno centro de la ciudad, para desplazarse al Nou Estadi fue traumático. En la actualidad la zona en la que se encuentra el estadio cuenta con unos accesos envidiables y un centro comercial al lado pero nada tiene que ver con aquellos años 70, 80 o incluso 90 en los que acudir a ver los partidos del equipo se convertía en una auténtica odisea, más aún si había llovido.
Muchas han sido las vivencias que los aficionados granotas han sentido en este estadio. Ascensos, descensos e incluso una clasificación para disputar competición europea. Además, la selección española ha disputado dos partidos en el feudo granota. La primera en 2004 para enfrentarse a Escocia en un partido que tuvo que suspenderse por el diluvio caído en la segunda parte y otra contra Macedonia más recientemente.
EL ‘BOCADO’ DEL FONDO DE ORRIOLS
Sin embargo, cuando uno observa por primera vez el Ciutat de València se da cuenta de una peculiaridad que lo hace único. A la grada de uno de sus fondos, concretamente el de Orriols, le falta un trozo. El motivo de este ‘bocado’ no es otro que una disputa con el propietario de uno de los campos que rodeaban el estadio en el momento de su construcción. Hay que decir que por aquel entonces la zona estaba rodeada de huerta.
Existen dos versiones del asunto. La primera es que el propietario no quería vender su terreno porque era aficionado del Valencia y no tenía especial simpatía por el Levante, más bien todo lo contrario. La segunda, que sí quería vender pero la totalidad del terreno y no solo una parte, como quería el club granota. En cualquier caso la solución fue drástica. El estadio se construiría y esa parte de la grada se quedaría sin un pequeño trozo conocido en valenciano como ‘el troç del fotut’ (el trozo del jodido).