Última actualización marzo 21, 2020 por Javier Argudo
Hoy, 21 de marzo del 2020, ha fallecido una de esas personas emblemáticas del mundo del fútbol, un jugador enorme, aunque de pequeño tamaño, y una persona extraordinaria. Rafael Biempica fue un futbolista gijonés, un extremo de los de la vieja usanza.
Comenzó en a dar patadas a un balón en el equipo Club de Fútbol Planeta, un conjunto de El Llano -que disputaba sus partidos en el campo de El Frontón- que había creado, junto a un grupo de amigos amantes del deporte del balompié, Manuel Echevarría, ex presidente de la Peña Bar Argüelles del Oriamendi, antiguo rival del Real Sporting de Gijón.
El Oriamendi, fue el otro equipo de fútbol profesional que tuvo la ciudad de Gijón y que compartió categoría con el Sporting en Segunda División en la temporada 1939-40 y que, motivado por una crisis económica, pasó a partir de 1944 a ser filial rojiblanco. Del equipo del barrio de El Llano pasó al Vulcano de Ceares y posteriormente al Atlántico, para recalar en el Sporting a los 14 años. Del conjunto juvenil –en el que coincidió con el que fuera presidente del equipo gijonés Vega-Arango y con el actual máximo accionista José Fernández– subió directamente al primer equipo en la temporada 1955-56 haciéndose con la titularidad ese mismo año.
Tras nueve temporadas en el primer equipo del Sporting, Rafael Biempica fue traspasado al Real Oviedo en unas negociaciones más que complicadas, ante la negativa del jugador a marcharse (pocos años antes el extremo había dicho no a una oferta del Atlético de Madrid, y más tarde el Sporting había usado el derecho de retención ante otra importante oferta de otro grande del fútbol español). Pero la situación económica había cambiado y el Sporting estaba sumido en una profunda crisis, el Oviedo ofrecía 800.000 pesetas por el futbolista gijonés y la disputa de un partido amistoso en El Molinón.
Así que el entonces presidente sportinguista, “Cuno” Felgueroso, prácticamente le suplicó al jugador que aceptara la jugosa oferta. Rafa Biempica dijo entonces que lo hacía “por sportinguismo”. Estuvo dos años en el Real Oviedo, ganándose a la afición azul desde el día de su debut, en partido de liga disputado contra el Levante al inicio de la temporada 1964-65. Cerró su ciclo profesional jugando una temporada en el Atlético Baleares, de ahí volvió a Asturias, para jugar en el Praviano.
Pero antes de su fichaje por el club balear, firmó un contrato- junto a los ex madridista Puskas y García-Ramos – por un año con el Toronto F.C. El equipo canadiense por aquellos entonces disputaba una liga profesional norteamericana. Todo fue una estafa de un representante mexicano. García-Ramos, Puskas y Biempica se presentaron en Barajas, con los billetes, sus maletas y dispuestos a emprender su aventura futbolística americana. El representante nunca apareció, quedándose con el dinero de algún anticipo para gestiones y alguna menudencia más, comidas y alojamiento en buenos hoteles que nunca pagó. Puskas y Biempica decidieron no embarcar, pero García-Ramos cogió el avión con la esperanza de que hubiera alguna razón de peso por la que el mexicano no hubiera aparecido y que acabaría por aclararse y jugar en el conjunto canadiense. No sucedió así. Por supuesto el contrato era falso y en Canadá nada sabían del farsante mexicano.
Biempica fue internacional B (sub 23) en dos ocasiones. Debutó con la selección el 3 de abril de 1958 en Lisboa frente a Portugal y jugó un segundo encuentro en el Santiago Bernabéu contra Italia. Ambos partidos finalizaron con empate a cero goles. Asimismo, fue preseleccionado para la disputa del Mundial de Chile ’62 siendo uno de los dos descartes del seleccionador junto a Ruiz Sosa.
En el Sporting se convirtió en toda una institución, jugó 230 partidos como rojiblanco y anotó 60 goles. Su hijo Rubén Biempica, preparador físico en la institución deportiva gijonesa, llegó a serlo del primer equipo durante parte de la temporada 2018-19.
