Última actualización diciembre 21, 2020 por Javier Argudo
Gary Lineker fue uno de los mejores delanteros centro de su época. El atacante inglés tuvo sus mejores años en la década de los 80 en equipos como el Leicester (ciudad en la que nació), Everton, Tottenham y FC Barcelona antes de retirarse en Japón en las filas del Nagoya Grampus.
Todos sabemos que los delanteros viven del gol que llega a ser algo así como una obsesión. Los jugadores que ocupan esta demarcación suelen ser los más propensos a desarrollar algún tipo de manía o superstición y Lineker no fue una excepción. La Gazzetta dello Sport dio a conocer algunas de las más conocidas de varios jugadores y entre ellos destaca la del futbolista inglés.
Lineker jamás chutaba a puerta durante los calentamientos de los partidos. Tal y como él mismo explica «no quería gastar gol». Además, si no marcaba en la primera parte de un encuentro se cambiaba la camiseta en el descanso ya que consideraba que con la que había comenzado estaba gafada.
BOTA DE ORO EN MÉXICO ’86
Este tipo de tics o manías le fueron bastante bien al británico que a lo largo de su carrera obtuvo bastante éxito no solo en los clubes en los que jugó sino también en la selección de Inglaterra con la que disputó dos Mundiales en 1986 y 1990. De hecho, fue el máximo goleador de la edición de México ’86 con 6 goles mientras que marcó 4 en Italia ’90.
Precisamente en Italia acuñó una de las frases que pasaron a la historia del fútbol después de que Inglaterra cayera eliminada en semifinales contra Alemania: «El fútbol es un juego simple: 22 hombres se pasan 90 minutos corriendo detrás de un balón y al final los alemanes siempre ganan».
A nivel de clubes Gary Lineker consiguió unas cifras más que respetables. Fue capaz de anotar 238 goles en 461 partidos oficiales mientras que a nivel de títulos logró una Recopa y una Copa del Rey con el FC Barcelona, una FA Cup con el Tottenham, una Comunity Shield con el Everton y una Liga de Segunda División (que supuso el ascenso) con el Leicester.
Sin embargo, una de las cosas más curiosas de la carrera del delantero británico es el hecho de que nunca fuera amonestado con ninguna tarjeta, ni amarilla ni roja. Choca bastante teniendo en cuenta el hecho de que Gary siempre haya mostrado un carácter fuerte y que otros futbolistas tan nobles como Iniesta o Butragueño (que tampoco fueron expulsados nunca) sí recibieran alguna cartulina amarilla.