Última actualización marzo 23, 2024 por colgadosporelfutbol
Durante muchos años, los cuartos de final fueron una ronda maldita para la selección española de fútbol. El Mundial de 1994, celebrado en Estados Unidos, fue una de las grandes oportunidades para un combinado que, dirigido por Javier Clemente, estuvo a punto de meterse en semifinales. Sin embargo, la Italia entrenada por Arrigo Sacchi, fue la encargada de dejar fuera a los españoles que durante muchos años tuvieron que aguantar la rabia del famoso codazo de Tassotti a Luis Enrique.
España comenzó con ciertas dudas el Mundial. Encuadrada en el Grupo C junto a Alemania, Corea del Sur y Bolivia, los de Javier Clemente partían como favoritos junto a los alemanes. El primer partido, los españoles vieron como se les escapaba un encuentro que tenían ganado por 2-0 a falta de 5 minutos para el final. Sin embargo, los coreanos lograron dos goles casi seguidos y ambos se tuvieron que conformar con un empate (2-2). Los goles de España fueron obra de Goikoetxea y Salinas.
El gol de Goiko a Alemania
El segundo partido de la liguilla fue contra la poderosa Alemania. Imposible olvidar el gol marcado por Goikoetxea a los 14 minutos de partido con un fantástico centro-chut que se colaba en la meta defendida por Bodo Illgner después de pegar en el poste. Sin embargo, un tanto del mítico Klinsmann al poco de comenzar la segunda parte, ponía las tablas en el marcador y con 1-1 finalizaba el partido.
Se la jugaba España en el tercer y último partido de la fase de grupos que le enfrentó a Bolivia. Los españoles salieron a por todas y lograron una victoria convincente por 1-3 con goles de Guardiola y Caminero por partida doble. Con este resultado, los chicos de Javier Clemente accedían a los octavos de final.
El juego del combinado español iba a más y en octavos quedó patente. Con goles de Hierro, Luis Enrique y Txiqui Beguiristain, España lograba un contundente 3-0 contra la Suiza de Chapuisat en su mejor partido del torneo. El equipo alcanzaba los cuartos de final en el mejor momento, esperaba Italia que, como casi siempre, había alcanzado esta ronda a duras penas.
El fallo de Julio Salinas ante Italia
Imposible olvidar aquel partido. Durante muchos años, se habló de la gran oportunidad perdida. De lo que pudo ser y no fue. Comenzó el encuentro y bien pronto, un tiro desde fuera del área de Dino Baggio ponía el 1-0 en el marcador. Sin embargo, lejos de amedrentarse, España siguió compitiendo y dejándose el alma en un partido en el que aquella generación de jugadores tenía puestas todas sus esperanzas.
Al poco de comenzar la segunda mitad, una jugada de Luis Enrique y Sergi por banda izquierda, acababa con centro de éste último al área para que Caminero, con la ayuda de Maldini, lograra al 1-1. Explosión de júbilo en la afición española y las espadas en todo lo alto.
Llegaría entonces la jugada clave del partido. En el mínuto 37 de la segunda parte, un pelotazo largo de Nadal dejaba completamente solo a Julio Salinas que, con todo a favor, fallaba ante el portero italiano Pagliuca. Hubiera sido el 2-1 y, posiblemente, el pase a semis.
Pero, como suele pasar en estos casos, el que perdona lo acaba pagando. Una jugada parecida, pero en este caso a favor de Italia, dejó sólo a Roberto Baggio que, ante la salida de Zubizarreta, dribló e hizo el gol que clasificaba a la selección italiana y dejaba fuera a España. A pesar de todo, el equipo de Clemente lo siguió intentando con más corazón que cabeza y, sin duda, lo mereció. Por si fuera poco, faltaba la acción más recordada por los que vivimos aquel trágico partido.
El polémico codazo de Tassotti a Luis Enrique
En el descuento del partido, con todo el equipo buscando un gol a la heroica, Luis Enrique recibía un codazo de Tassotti dentro del área con el balón en juego. Penalti y expulsión clara. Sin embargo, el árbitro no vio nada y además, el jugador asturiano tenía que abandonar el terreno de juego y no podía continuar debido a la sangre que emanaba de su rostro.
Las lágrimas de Luis Enrique, fruto de la rabia y la impotencia, eran las de todo un país que observaba atónito como, una vez más, España caía en cuartos de final sin merecerlo. Una injusticia total de la que costó mucho tiempo recuperarse y que, todavía hoy, duele recordar.